Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
Francisco Vélez Nieto

Francisco Vélez Nieto

Eduardo Mendoza

Ed.: Seix-Barral

Desde 1979, fecha de la primera edición de El misterio de la cripta embrujada, hasta el año 2010, si no he contado mal, se suman 26 las ediciones de esta novela, lo que puede contar con placer Eduardo Mendoza y no menos la editorial Seix Barral. Original historia de intriga policial y social, bastante movida, que muestra en su ameno y dinámico contenido una carga crítica de la sociedad durante la dictadura de larga noche de piedra hasta los asomos de la democracia, esos de tantas esperanzas  bridaba hasta que llegó la desmemoria de la izquierda socialista y la triste realidad de que el franquismo, un tanto disfrazado, pero atado y bien atado, tanto,  que el transcurrir del tiempo nos viene demostrando su poca simpatía por la democracia. Hasta esta actualidad que se desliza por unos senderos porque lo que puede pasar en el país de la corrupción, mucho más escandalosa y volumen que cuando su Caudillo con la lucecita perenne en El Pardo regía los desatinos de la España “Reserva de Occidente contra el complot judío masónico y el oro de Moscú.

 Todo un manojo no de rosas mustias emanando un amplio calendario de sucesos, complicidades del viejo oficio de la corrupción que sobrevive a todo tipo de gobierno en ese vicio de “coge el dinero y corre que no es tuyo”. Y las migajas para los de abajo

La historia, desde su inicio, nos presenta un protagonista arrollador y embaucador capaz de todo lo posible e imaginable. Se puede afirmar que es el maestro de comedia bufa de tan envolvente carrera. En la que se advierte como el personaje estaba recluido en un manicomio desde hacía cinco años. Y del que lo saca el comisario de policía Flores para que le ayude a resolver un caso curioso y delicado dado las personas de importancia que pueden estar implicadas en el misterioso complejo de  la cripta embrujada, en el que se trata de averiguar los sinsabores de una niña llamada Isabel Perapelana del colegio de monjas de las madres lazaristas, de este comisario, que sabe lavar y tender la ropa en asuntos complicados,  con la astuta intención de que sea este peligroso personaje sacado del manicomio quien corra el riesgo de sacarle las castañas del fuego, resolverlo dando la cara  todas las situaciones que transcurren con la promesa de que ”loco” cuerdo, saldrá en libertad.

Porque el caso ofrece la desaparición de niñas del colegio de las madres zaristas de San Gervasio, lo que significa que con la Iglesia se encuentra nuestro personaje en sus indagaciones cada vez más envuelto en una serie de complejidades, de los que  logrará salir airoso aunque bastante magullado de los muchos transes que tiene que afrontar, para descubrir tan enrevesado caso, donde  se halla manejando los hilos de la extraña desaparición de las niñas del colegio, nada menos que monjas y figuras de señores con poder económico capaces de comprar hasta a un dentista,  manejando los hilos de la trama con todas las consecuencia que su nobleza obliga sin escrúpulos de ninguna clase..

 Las pistas van llevando a relacionar el caso de la tela de araña que relaciona la desaparición con de las niñas con una serie de gente pudiente de Barcelona, concretamente con determinado industrial catalán. Pero nuestro locuelo detective encuentra a una tal Mercedes, exalumna del colegio con la que ir despejando los senderos que le permite el final de la envolvente aventura de misterio policial, muy diferente a las normas propias del género negro de novela. Lo que nos demuestra con ingenio y habilidad literaria un Eduardo Mendoza esta “farsa burlesca y una sátira moral y social que tiene sus raíces últimas en la y el modelo cervantino”.