Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JAVIER DE MOLINA

Javier de Molina

 

 

No sé si es mediocridad o suerte, el no haber realizado ninguna de las tres cosas que dice la frase hecha, ya saben, la de "hay que sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro” para justificar nuestro paso por la vida.

 

No tengo hijos, siempre los deseé, pero los golpes de remo de la barca de mi vida nunca me llevó en esa dirección, me llevaron hacia otros mares, por fin, llenos de amor, alegría y dulzura, donde navego acompañado de mi mujer, de su nieta, una niña de cinco años que sonríe con los ojos y que me dice que me quiere “cinco del pie” cuando yo le digo que la quiero “tres del corazón”.

 

Cuidamos de las macetas que se acurrucan en la entrada de la casa y que nos agradecen los cuidados, con hermosas flores y frondosos tallos que alegran nuestras pupilas y olfato.

 

Y no he escrito nunca un libro, aunque he ayudado a editar Ancha del Carmen Digital (ver en www.papel-literario.com), libro que ha tomado alas poéticas para complacencia de los lectores.

 

Hay una canción de Silvio Rodríguez sobre este tema, en la que dice en una de sus estrofas:

 

¿Quién lo ayuda a ir al cielo?, por favor
¿Quién puede asegurarle la otra vida?
Apiádense del hombre que no tuvo
Ni hijo, ni árbol, ni libro.

 

Hoy por hoy vivo plena la vida y tengo mi propio cielo.

 

El otro cielo y la otra vida aún pueden esperar, pues soy feliz sin hijo, ni árbol, ni libro y no se apiaden de “la mediocridad o mala suerte” de este hombre.