Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
MANUEL QUIROGA CLÉRIGO
A propósito de "Mi diccionario de cine" de Fernando Trueba Galaxia Gutenmerg / Círculo de Lectores. Barcelona

Manuel Quiroga Clérigo

   

  Desde “Ópera prima” (1980) Fernando Trueba, nacido en Madrid en 1955 ha rodado más de una docena de películas, habiendo conseguida innumerables premios como el Óscar de 1993 para “Belle Époque” , el Osos de Plata de Berlín en 1987 por “El año de las luces”,  cinco Goyas en 1990 por “El sueño del mono” o el Goya al mejor documental por “El milagro de Candeal” en 2004. En el recuerdo están filmes como “La niña de tus ojos, “Calle 54”, “El embrujo de Shaghai”… Nadie mejor que él para dar a la imprenta lo que denomina “Mi diccionario de cine”, que en edición de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, se nos antoja un libro cuidado e inteligente para conocer y comprender el séptimo arte, guiados por un especialista. “Visto que la critica seria tardó casi tanto tiempo en reconocer los méritos de Hitchcook como la Iglesia en reconocerle alma a las mujeres, y convencido de que el cine es demasiado serio para dejarlo en manos de los serios, he decidido acometer la tarea de enmendarles, aunque sólo sea parcialmente, la plana”, escribe Trueba en el prólogo a su libro, sobre el cual conversamos con tan interesante profesional. .

 

-Has dicho en algún momento que el cine puede morir gracias a su triunfo.

-Con eso he querido decir que es un hecho que el cine se ha metido en todos los hogares. Y eso, efectivamente,  es un triunfo. Como el triunfo de la cultura es que en cada casa haya una biblioteca.

-Pero sigue existiendo, o existe desde hace tiempo, la sensación de ver al cine en un mal momento, como al borde la muerte.

-Al borde de la muerte. Yo creo que está renaciendo en todo el mundo. El aplicar las las políticas liberales al cine es la mejor manera de destruirle. En Brasil, después del Cinema Novo llega la dictadura militar y después viene Collor de Melo  con sus ideas liberales y el cine queda destruido. México tenía una industria cinematográfica potente, con muchas producciones de Cantinflas, el cine de Buñuel, El Enmascarado, etc. Pero llegaron políticas equivocadas y lo dejaron en una mala situación. Ahora hay unas generaciones nuevas que tratan de salir adelante esa industria importante. Cuando en México se intentaba hacer una ley que favoreciera al cine, los norteamericanos pidieron al Presidente Fox que esa ley no llegara a buen término; con ello se intentaba que en México se consumiera únicamente el cine que se hace en Estados Unidos. En definitiva se creó una desprotección. Es como si de repente en las ciudades quitáramos los semáforos y los pasos de cebra, y aparece un peatón y se lo lleva por delante el primer coche. No se puede permitir que el monopolio y las influencias políticas destruyan el cine de un país. Cuando se ve una película doblada estamos viendo una manipulación del cine original. Es como si cambiáramos el color y las medidas de “Las Meninas” de Velásquez. Entonces estaríamos viendo otro cuadro, un cuadro diferente al que pintó Velázquez. Si vemos una película protagonizada por Anthony Hopkins o Emma Thomson doblada del inglés, estamos viendo una película diferente. El doblaje es una manera natural de ocupar un espacio que no es el suyo. Cuando en Estados Unidos se estrenaron películas como “La Strada” o “Un hombre y una mujer”, y advirtieron su éxito, los políticos se reunieron y decidieron que determinadas películas no se doblaban. Se ponen subtituladas en un cine concreto, dijeron, y así “nuestro mercado es para nosotros y también es para nosotros el mercado de los demás”. No se trata de hacer el juego a lo ajeno. A veces hay mucho entreguismo en la prensa. Creo que en este sentido la responsabilidad de los medios es no ponérselo fácil. Si se da el caso de que se estrena una película americana de dinosaurios y la prensa está día y noche hablando de dinosaurios, eso es ponérselo fácil a esa película americana. Y al mismo tiempo se puede estar poniendo difícil el camino a la industria cinematográfica europea, o a la iraní.  Hay películas iraníes mucho mejores que otras películas americanas de cualquier año. Son películas humanas, verdaderas, hechas sin dinero, rodadas con poca libertad de expresión, contando historias maravillosas.  No soy antiamericano, pero creo que no se debe privilegiar el cine norteamericano.

-¿Qué diríamos del cine español actual?.

-Creo que tenemos un buen cine, un cine muy bueno. Si vemos cualquier película española advertiremos que todos los actores son buenos, hacen su trabajo con corrección. Y me refiero a los actores que conozco, que podemos conocer, pero también a aquellos que son menos conocidos. Es algo que ya veíamos en las películas de Berlanga.

- Tal vez diferente a otras épocas y a otros lugares.

-Diferente por ejemplo a lo conocido como star system, que era una visión deformada de la realidad. Es como si habláramos de seres que no pertenecían al género humano. Se pensaba, por ejemplo que aquellos actores no iban siquiera al W. C. Nadie se imaginaba a Clark Gable cagando. Es como hablar del glamour. Cuando oigo la palabra glamour es que me dan ganas de coger un taxi y salir corriendo. Yo sigo creyendo que es bueno que los actores sean personas. Helen Mirren, la actriz que encarna a la Reina Isabel II de Inglaterra, es una excelente actriz y se comporta como una persona real. En la época dorada de Hollywood, en los años treinta o cuarenta, los actores tenía una prestancia especial. En “Mi diccionario de cine” yo hablo de Gary Grant que es mi actor favorito y al que considero todo un símbolo. Los directores escribían los guiones exclusivamente para él. Dice, hace y le pasan las cosas tal como son. Lo mismo podría decir de Carol Lombard o de Katherine Herpburn. Y asimismo eran excelentes en aquella época los secundarios, los cómicos.

-Diríamos que son parte de la historia del cine.

-Así es. Y hablo también de ellos porque era una maravilla ir al cine para ver a esos actores.

-Una pregunta más personal: sabemos que ya tienes el guión, pero ¿Cuándo comenzarás el rodaje de “El baile de la victoria? en Chile?.

-Pues está pendiente de confirmación, aunque será el año próximo. Primero se pensó en marzo o abril pero ahora parece que se postergará hasta el mes de Septiembre.

-¿Y entretanto. además de promocionar “Mi diccionario de cine”?.

-Entretanto voy a ver si soy capaz de hacer otros dos guiones.

-¿Volverás a rodar en inglés?.

-Lo que más me gusta es rodar fuera de casa, rodar en un idioma que no sea el mío. Yo, en particular hablo varias lenguas y todas mal. Ahora estoy haciendo una película brasileña, la segunda en ese idioma, y no quisiera morirme sin saber más idiomas de los que sé. Me gusta ir a París, considero que Nueva York es una ciudad maravillosa y hasta me gusta Los Ángeles, que es una ciudad llena de mamones.

-Y de tu entorno, del mundo del cine español o extranjero, ¿de quien tienes mejores recuerdos?.

-De muchas personas, y doy gracias al cielo por haberlos conocido, por haber podido hablar con ellos, por haber trabajado con ellos. El haber trabajado, por ejemplo, con Rafael Azcona es algo inolvidable. Es un hombre con quien se puede hablar de todos los temas, pues es como una enciclopedia. Alguien que me dejó profunda huella fue Billy Wilder. Cuando iba a Los Ángeles, antes de llamar a mi familia para decir que había llegado, llamaba a Billy Wilder para hablar con él. Generalmente me decía “ven a verme” o “ven a cenar”. Era lo más divertido que podía hacerse en el mundo. Ahora cuando voy a Los Ángeles veo la ciudad con una gran sensación de tristeza. Creo que conocerle fue un gran privilegio. Cuando tenía veinte o veintiún años y llegaba a París mi verdadera  obsesión era ver a Robert Bresson, pasar la tarde entera charlando con él. También disfruto hablando con gente que no es famosa o pública. Me suele suponer un gran placer charlar con ellos. Tengo incluso amigos de ochenta u ochenta y cinco años, como Bebo Valdés, que es un hombre de casi noventa años  y tiene una gran vitalidad. Da gusto andar con él por la calle por esa alegría que tiene siempre, por esa simpatía. Yo pienso que si cuando me levanto ya me cuesta llegar al baño, ¿cuánto puede costarle a Bebo?. Y sin embargo es un hombre vital..

-Fernando, ¿qué futuro ves al cine español, a nuestro cine?.

-El cine español está en una crisis perpetua. Pero siempre hay películas buenas y películas malas. Pero yo creo que hay algo que no se está dando la importancia que merece. Eso es la renovación del documental. No se habla de ello de manera suficiente. hay títulos como “Balseros”, “En construcción”, “Un instante en la vida ajena” y otros que son excepcionales.