Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO VÉLEZ NIETO

Francisco Vélez Nieto

Hace casi un siglo que se publicó su primer libro y la riqueza de sus contenidos no ha dejado de crecer. Algo que no se desprecia en un mundo como el nuestro en el que tantas cosas dejan mucho desear. Por eso entrar en sus meditaciones, independiente de las creencia de cada cual, es como llegar a un oasis en el que saborear un frescor para la mente.

Me refiero a Kahelil Gibran (1883- 1931),  nacido en la ciudad de Bcharri, al norte de Beirut,  escritor, artista y poeta libanés criado  en el seno de una familia modesta, en la que destacaba una madre cariñosa cuyo afecto y recuerdo guardó hasta el fin de sus días. Los datos más acusados de su personalidad de niño fueron su tranquilidad, sensibilidad y su afición al dibujo.

Y de tan inquietante autor Alianza Editorial ha acertado con la edición de esta exquisita antología, meditaciones en permanente monólogo con el espíritu, que para él es “un amigo que consuela cuando los días me abruman; el que me consuela cuando se multiplican las aflicciones  de mi vida”

Con  El Profeta y sus otros libros de poesía, alcanzó el triunfo y la gloria en Nueva York, conquistando  lo que se puede llamar su segunda lengua, el inglés, en el mundo de la lírica y la meditación. Su escritura ocupa hoy una posición única en el panteón de los más grandes escritores  y genios del mundo. Como muy justamente se señala en el prólogo de la antología, “porque su obra representa una poderosa  afirmación de la fe en el espíritu humano” advirtiendo  a la humanidad de las terribles calamidades que reportaría  su continuación  por un camino de desunión y anarquía.

Poeta llegado del pueblo, poseído de una fe mítica y apasionada, fue capaz de embriagar tanto a creyentes como no creyentes, por medio de la palabra  nunca excluyente. De aquí que advierta con firmeza que “Quien no sea amigo de su espíritu es enemigo de su pueblo Y también no haya un amigo en él mismo, perece en la desesperación. Pues la vida emerge del interior del hombre y no de su exterior.”

Predicó y cantó al amor  con pasión, mesura y belleza. Y es que “El amor, como la muerte, lo cambia todo”, lo transforma. Por que es “Un misterio sacro. Para los que aman, es algo permanente, sin palabras; para los que no aman, sin embargo, sólo puede ser una broma cruel” No olvida el estado en que vivía la mujer en su sociedad, por eso denuncia que: “la ley ciega y la tradición corrupta castigan a la mujer caída, pero se muestran tolerantes con el hombre” Y es que “la mujer siempre será el vientre y la cuna, pero nunca el sepulcro” Todo porque en nuestras sociedades “El hombre compra la gloria y la fama, pero la mujer paga el precio”

Puede que todo se deba a que “Elegimos nuestras alegrías  y nuestras tristezas mucho antes de experimentarlas” lo que al fin nos lleva al refugio donde “Lo más amargo de nuestra tristeza de hoy es el recuerdo de nuestra alegría de ayer”