Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ GARCÍA PÉREZ

Manuel Alcántara

         Fui invitado a la inauguración del remozado edificio que acoge al Centro Andaluz de las Letras (CAL). En el tarjetón se indicaba que dicho acto contaría con la presencia del Excelentísimo Sr. Presidente de la Junta de Andalucía José A. Griñán, y permanecía la incógnita de la posible asistencia del nuevo Consejero de Cultura, señor Plata. Todo quedó despejado de inmediato con la ausencia de ambos.

 

         La viceconsejera Isabel Muñoz, quiero creer que en funciones, comenzó el evento leyendo unas letras de don Paulino en las que excusaba que su ilustre figura no refulgiera haciendo honor a su apellido, pues el oro estaba destinado a cotas presidenciales.

 

         Tras el amago a su Consejero, Isabel Muñoz, que compartía mesa presidencial con Pablo García Baena y el maestro Manuel Alcántara, presentó al público a ambas personalidades literarias. Entre el público, eso sí en primera fila, se encontraba Francisco de la Torre Prados, alcalde de esta ciudad, Málaga, que todo lo acoge y todo lo silencia. No tuvo la viceconsejera en funciones esa mínima delicadeza de saludar o nombrar al Corregidor del pueblo.

 

         Tras la intervención de García Baena, el maestro Manuel Alcántara marchó con parsimonia al atril, sacó de su bolsillo derecho un folio escrito para la ocasión, lo desplegó con mimo, miró al público e inició su lectura con un “buenas tardes querido Alcalde…” que retumbó en mis delicados  oídos con toda la ceremonia del saber estar y buen hacer, y a continuación  dio rienda suelta a su lírica intervención sobre libros y lectores.

 

         De nuevo, la viceconsejera tomó la palabra para leer unos pocos de folios en los que explicar el Circuito Andaluz del Libro, no hizo mención al cortocircuito que padecen muchos escritores, pero todo se le puede perdonar porque esta segunda intervención la inició con las mismas palabras que Manuel Alcántara, a saber, “buenas tardes querido Alcalde…”. Buena alumna, sí señor, lástima que su mandato pueda estar a punto de finalizar.

 

         Por lo demás, lo normal en ocasiones similares, mucha gente culta, unos/as con más talla intelectual que otros/as, pero todos creyéndose los mejores, ya saben, la hoguera de las vanidades en todo su esplendor.

 

         Ah, el nuevo edificio una maravilla.

 

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