Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO BASALLOTE
A propósito de "Voz vencida" de Santiago Aguaded XXX Premio de Poesía "Juan Alcaide", Valdepeñas, 2009 Edita: Asociación Amigos de Juan Alcaide

Francisco Basallote

Recientemente reseñábamos en estas páginas el poemario Salario con el que obtuvo Santiago Aguaded Landero (Lepe,  1962)  el Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros 2009. Hoy lo hacemos  con otro libro suyo, VOZ VENCIDA, que casi al mismo tiempo obtenía el XXX Premio de Poesía “Juan Alcaide”. En el Prefacio de aquel libro decía su autor que “…este libro es una llamada de auxilio de un Ulises perdido en la incertidumbre de una ciudad sitiada…”, mientras que en el de ésteque es anterior en su escritura-  se pregunta “¿Cuál es la misión del poeta en esta selva que es el mundo?” para contestarse : “ A este poeta le interesan los instantes…” y afirmar  que “ vencido por el mundo …el poeta ha aprendido una cosa : que no quiere ser primicia del desierto sino voz vegetal de las flores…” 

 

En su constante búsqueda, el poeta asediado por esa incertidumbre, derrotado por el peso de su propio dolor,  abrumado por las exigencias de esa insaciable serpiente interior enroscada en su propia angustia, esa abierta herida de la existencia…,se hace coleccionista de instantes,  portador de otras voces , a veces de su propia voz  reflejada en el espejo de un medio cercano , tangible, en el sentido según el cual su mirada está “en el objeto más que el propio objeto”, como diría Lacan.,  el punto desde el cual el objeto devuelve la mirada.  

Deteniéndonos en estos dos parámetros, instante y reflejo, encontramos las  claves de este poemario, escrito en una prosa poética profunda, a veces en la tenebrosidad de su propio laberinto pero en otras en la clara lucidez de la pureza mineral primera.  Si decimos instante, entramos en la estructura en la que el poeta se nos manifiesta, la sucesiva colección de instantes no es sino un diario y al modo en que su admirada  Pizarnik dice de sí:  “Ella se desnuda en el paraíso/ de su memoria/ ella desconoce el feroz destino/ de sus visiones/ella tiene miedo de no saber nombrar/lo que no existe” ,  el poeta  confiesa que “En este cartapacio de noches guardamos conjeturas y refutaciones…”

 

 

Estructurado como Diario, en sus páginas quedan reflejadas las enormes tormentas interiores, a pesar e lo cual y en esa identificación con el objeto, con los seres de los que que se erige en voz, logrando a veces lo que decía Hölderlin : “Ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza…”. Así hablará de un rico espectro mineral que sin duda es una voz ascendida del inconsciente, “De azurita eres arsenal, fisura púrpura..”, “De tu dolor intransitable,…, emergen mármoles…”, “Del coral en llamas de mi cerebro,…”, “De entre grietas telúricas, se filtra el agua aprisa entre los dedos…”, “Como un zafiro que se mira y se remira en sus gotas cristalinas…” . Y en estas páginas doloridas hablará  del destierro   y de los páramos y  de las flores : “ Solo las campesinas saben ensartar relojes en las solapas…y en círculos infinitos las flores púrpuras de los geranios…” , “Sobre la flor de la araucaria había lágrimas lunares…” , imágenes contundentes que en Abril  se subliman “ Esa luz de las mariposas y de los chamarices cuando se levantan en mi “y  “No en el pecho que te estalla, sino en la aurora de tu piel, el azar anuncia perfumes con fondo de mirto…”. Pero también la panoplia de armas que en lo oscuro se alzan en la más dura de las luchas, la interna: “Acaso en mi agujero oscuro haya versos que no entiendo…”, “Vicio deforme del fármaco…En la oscuridad , las violentas orugas del odio…”, Y si las noches están vedadas para el sueño , “sueño de día” llegando a  sentir  el pánico: “Vuelve la erupción del miedo y vivo como aquel que pena por el poema.”

Hay un claro lugar del amor en este diario pese a que diga el poeta que “Si miras en mi corazón blindado…”, y que tenga constancia de su duración efímera: “ Por cualquier orificio, se escurre el amor…”, bien por la ausencia  “Cómo olvidar que cuando me fui, temblabas y te abrazabas a mi…” o por cuestiones de estética “ No olvides, princesa, que la bruja que quiere serlo olvida la diferencia en la cama”. Y un espacio en el que el recuerdo se hace presencia salvífica: “…emergen simas de niebla: ya no quema el recuerdo…”, el remanso de la madre;   “Rememorar es volver a pronunciar lo inefable, a aquellos que me llenaron de carne y piel…”

Es sin embargo en la recurrente presencia del espejo, donde se manifiesta la realidad absoluta de esta búsqueda- encuentro?, donde se manifiesta esa imagen del objeto como objeto único de yo.  Y aunque  se pregunta “¿ Para qué los espejos en la noche?. Los he  hecho trizas…” llegará a afirmar que “…soy el perro que va del espejo al llanto” reconociéndose   “ …al que duerme tras el cristal, al que más amo…” , aunque la duda se decanta en la imagen : “ Mira como zozobra tu reflejo/ en la ficción del espejo.” . Llegando a decir en plena certeza que “ Antes de que tu pena emigre lejos, súfrela, es tuya, escríbela en los espejos.” asumiendo “ el terrible instante de despertar frente al espejo…”, de tal manera que cerrará el poemario con esta afirmación : “No diré más de lo que mis ojos confiaron a los espejos.”. Es decir el profundo pacto silencioso entre su verdad y la imagen de sus sueños.

 

Un libro denso, con una poética profundamente enraizada en los avatares del yo asediado por el mundo, del que no obstante salva todas sus voces más humildes y más puras, sus voces vencidas…