Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
ANTONIO J. QUESADA

Antonio J. Quesada

 

 

Que AMIN MAALOUF es un excelente novelista no es algo que podamos poner en duda. Es un gran creador y lo ha demostrado reiteradamente, poco queda que añadir al respecto. Pero ser un gran creador no implica necesariamente ser también un pensador solvente o ser capaz de desarrollar un razonamiento articulado y sólido sobre cuestiones filosóficas, políticas o de otra índole intelectual. No faltan ejemplos que confirmen esta aseveración, pero no seremos indiscretos: busque, lector amigo, en su trastienda literaria personal y verá cómo encuentra sus ejemplos (¿Borges?, ¿Neruda?, ¿García Márquez?, ¿Cortázar?, ¿algún otro, quizás?). Sin embargo, MAALOUF ha demostrado poseer esa capacidad y ha desarrollado agudas argumentaciones en su obra “El desajuste del mundo. Cuando nuestras civilizaciones se agotan” (Alianza Editorial, 2009).

En un momento en el que muchos de los fanáticos de todos los bandos (“nada / se parece más a un asesino de este bando / que / un asesino del otro bando”, escribí alguna vez) se esfuerzan por convertir este planeta en un sitio menos habitable, llega esta obra para introducir un poco de lucidez en el posible conflicto existente entre Occidente y el mundo musulmán. Después de leerla, le queda a uno la sensación de que todo eso de la “alianza de civilizaciones” de la que hablan algunos o, cuando menos, la convivencia entre culturas divergentes, es posible, aunque a muchos no interese, porque han convertido el conflicto en medio de supervivencia. Hay quien pesca en río revuelto, y es reprochable, pero hay quien revuelve el río para pescar, y esto ya es miserable.

Expone MAALOUF, con detenimiento, tanto las miserias de Occidente (cómo sostiene unos principios positivos, defendibles, dentro de sus fronteras, pero cómo fomenta principios opuestos fuera de ellas) como las miserias de muchos países islámicos (¿por qué ese enrocamiento de tantos musulmanes, que provoca que cuestiones admitidas hace siglos en estas culturas hoy no lo sean?; ¿qué provoca que las sociedades musulmanas estén dirigidas por élites que siguen actuando conforme a sus intereses personales y fanatizan a sus administrados? ¿Por qué Nasser no fue Mandela?).

Hace bastantes años que MALRAUX nos enseñó que el intelectual era el hombre de los matices, y se agradece un libro como el de MAALOUF, que demuestra ser un intelectual en el sentido “malrauxiano”, poniendo en duda tantas certezas como suelen admitirse en los temas de que se ocupa. Personalmente, me quedan algunas inquietudes: ¿por qué, si los occidentales defendemos principios que consideramos irrenunciables, hemos defendido otros opuestos en nuestras colonias políticas o económicas? ¿Por qué en muchos países musulmanes Occidente se alió con lo peor de cada casa y ahora, cuando recoge bastante de lo que sembró, se sorprende? ¿Se debe a esa tradición histórica que las élites gobernantes en muchos países musulmanes actúen a espaldas de los intereses de su pueblo, pese a ampararse en una lectura pretendidamente rigurosa del Islam? ¿Hasta qué punto la inexistencia de una estructura religiosa centralizada influye en la existencia de tantas visiones pretendidamente ortodoxas del Islam, a diferencia de otras religiones, como puede ser la católica?

Seguiremos meditando…