Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ SARRIA
PRIMERA PARTE: 1. Constextualización de la literatura hispanomagrebí: antecedentes y situación actual.

José Sarria

 

1.a.) Las relaciones históricas que derivan en este fenómeno.-

 

Como muy bien ha definido la profesora Selena Nobile[1] la  literatura hispanomagrebí es una literatura menor, siguiendo la teoría de Guilles Deleuze y Félix Guattari, en su obra  Kafka. Por una literatura menor (México, 1978): “Una literatura menor no es una literatura de un idioma menor, sino la literatura que una minoría hace dentro de una lengua mayor”.

Este es el caso de la literatura que determinados autores magrebíes (marroquíes, argelinos, tunecinos y saharauis) desarrollan en castellano, al igual que ocurre con las literaturas fronterizas o la desarrollada en países colonizados. En nuestro caso hemos descubierto la existencia de una literatura española escrita en el Magreb en minoría frente a otras lenguas con las que comparte espacio: el árabe clásico, la dáriya –árabe marroquí-, la hasania –habla del Sahara-, el tamazight –rifeño-, la haquitía –judeoespañol mezclado con árabe-, el francés o el inglés.

El fenómeno de las lenguas transfronterizas nace, evidentemente, como consecuencia de las influencias que se producen en los espacios comunes compartidos con el devenir del tiempo. Este es, también, el caso de la denominada literatura hispanomagrebí debido a que las relaciones históricas hispanomagrebíes en esa amplia frontera que va desde Córdoba hasta Marrakech es un proceso que hace del español no una lengua extraña, sino un idioma vernáculo con siglos de presencia en Marruecos, Argelia y Túnez y, en algunos casos más excepcionales, en Guinea Ecuatorial y Camerún. Desde la Alta Edad Media[2] se produce una continua relación entre los reinos marroquíes y los reinos cristianos de la Península, siendo de menor intensidad con Argelia y Túnez. Por su lado, las tropas de los meriníes[3] y de sus sucesores se compusieron, en gran parte, de mercenarios castellanos que se establecieron fundamentalmente en la ciudad de Fez, trayendo hasta esta región magrebí la influencia de lo hispano. Esta “influencia se asentó más tarde con la política autónoma internacional del Tetuán del granadino Al-Mandri[4], la posterior llegada de los moriscos en gran cantidad, su Estado casi independiente de Rabat-Salé y su peso en la corte. En los siglos XVII, XVIII y XIX el español fue la lengua de la Cancillería marroquí en sus relaciones diplomáticas; siempre lo ha sido como la lengua costera (la de la pesca por ejemplo), y naturalmente como el idioma de la intervención colonial española de los siglos XIX y XX”.[5] La potenciación de la lengua castellana que se produjo en la zona del Rif, Yebala norte y Tarfaya (Sahara)[6] con motivo del Protectorado español (1912-1956) es un elemento fundamental a la hora de entender la eclosión del castellano como lengua de creación en la zona. De esta época del Protectorado español en Marruecos nacen los elementos más importantes para el nacimiento y florecimiento de la literatura hispanomagrebí. Por el contrario resulta, sin embargo, bastante significativo el hecho de que a pesar de la intensa relación histórica existente entre España y Argelia, este fenómeno literario no se produce con tanta fuerza en esta zona, a excepción de las publicaciones en medios periodísticos de expresión en español.[7] En Túnez la presencia de lo hispano se limita a incursiones de carácter militar a fin de controlar las plazas costeras y los principales accesos del Mediterráneo.[8]

 

1.b.) Fases del desarrollo de la literatura hispanomagrebí en Marruecos.-

Fase de los años 40 y 50: Hasta la pacificación del territorio, por parte del Protectorado (en el año 1927), no se produce una asistencia masiva del marroquí a las escuelas coloniales, pudiendo frecuentar, más tarde, algunos privilegiados las universidades españolas para fraguar el germen de un grupo de intelectuales de alto nivel con capacidad de desarrollar posteriormente un fenómeno literario como el que nos ocupa. Se desarrollan fundamentalmente labores como cronistas y traductores o como ensayistas, siempre en castellano.

La revista al-Motamid (Larache, 1947, Trina Mercader) y Ketama (Tetuán, Jacinto López Gorgé) y el Diario Marruecos de Tetuan (1942-1945) significarán las primeras plataformas para el desarrollo de una incipiente literatura española escrita en el Magreb. Autores como Mohammad Ibn Azzud Hakim, Moisés Garzón Serfaty, Abdul-Latif Jatib (Director de Ketama), Ahmed Meknasi, Dris ben Mohamed ben Yel-lún, Abderrahim Yebbur Oddi, Mohamed ben Abdeslam Temsamani, Dris Diuri, Amina Loh, Mohamed Larbi Khattabi, Muhammad Bennani, Fail Mehammad al-Arbi, Alfredo Bustani (de origen libanés), Abdelkader Uariachi o Dris El Jay, entre otras jóvenes promesas, compondrán una prolija nómina de autores en español. Esta primera generación llega a confirmar un talento creativo y un dominio del idioma español sin precedentes, sirviendo de referente indiscutible para las generaciones posteriores, a pesar de que sus obras no se vieran recompensadas, mayoritariamente, con la luz de la publicación ni con una influencia social decisiva, debido a la limitación de la industria editora del momento tanto en España como en Marruecos.

Fase de los años 50-60: Tal y como ha señalado Juan Goytisolo[9], tras la retirada de España de Marruecos, el abandono, por parte de las autoridades españolas, es absoluto. Mientras que Francia mantiene un cordón umbilical, con el envío permanente de cooperantes, que servirá para el asentamiento de su lengua en el nuevo Estado marroquí y con ello la influencia en diferentes niveles económicos y sociales, el orgullo de la casta militar española “derrotada” hace dar un portazo que deja en el desamparo más absoluto a quienes vivían en la zona de influencia española.

El enlace entre la época colonial y la independencia lo supondrán, entre otros, nombres como Mohamed Ibn Azzuz Hakim, Mohamed Mamún Taha (Momata), Abdelkader Uariachi, Dris M. Mehdati, Abderrahman Cherif-Chergui  o Mohamed Chakor, que mantienen la fidelidad creativa en español.

 

Fase de los años 60 hasta finales de los 80: En este periodo toma una gran importancia el proceso educativo universitario, donde destacados profesores y miembros de los estamentos docentes contribuyen de forma decidida a la conformación de una nueva generación, con una alta cualificación formativa, más instruida y formada gracias a la posibilidad de acceder a una más amplia y mejor información, así como a la aceleración de los procesos de intercambio cultural. Se incorporan nuevos nombres como Aziza Benani, Mohamed Bouissef Rekab, Abdellah Djbilou, Said Jedidi, Fadel Al Ach-Hab, Mohamed Sibari, Ahmed Sabir, Hossein Bouzineb o Mustafá Adila, entre otros, que con diferente suerte colaborarán al enriquecimiento del hispanismo y de la creación en español en Marruecos.

El suplemento de L´Opinion (Rabat) en castellano y Marruecos (en Tánger, 1976-1977) servirán de plataforma, junto a las ediciones trilingües de Le Journal de Tanger y La Dépêche de Tanger, proporcionando una nueva oportunidad para que autores jóvenes pudiesen dar a conocer sus creaciones: Nadia Bouazza, Laila Belghali, Jalil Tribak, Moufid Atimou o Choukri El Bakri serán algunos de esos escritores que se van incorporando a la nómina de autores en lengua castellana. En este periodo las ediciones periodísticas y sus páginas literarias supondrán una imprescindible plataforma de fecundidad creativa, donde la nómina de escritores se amplia con jóvenes (hispanistas o no) llenos de ilusión por la creación literaria en español: Abdelmalik Muhammad, Malika Embarek López, Abdelwahid Salem, Oumama Aouad, Houssein Bouzalmate Mohamed, Samira A. Brigüech, Mohamed El Kihel, Mohamed Maimoni, Ahmed M. Mgara, Abderrahman El Bakkali, Larbi El Harti, Ali Mohamed Laarbi, Jalil Tribak, Ahmed Daoudi o Karima Hajjaj, serán algunos de ellos.

 

El año 1986 va a suponer un significado punto de inflexión en el reconocimiento de los escritores marroquíes en español. Abdellah Djbilou (recientemente fallecido) publicará en una considerada editorial de Madrid Diwan modernista. Una visión de Oriente (1986). A este libro le seguirán (también en Madrid) Tánger puerta de África. Antología de textos literarios hispánicos (1989) y Miradas desde la otra orilla. Una visión de España (1992), que vienen a ser el aldabonazo, fuera de las fronteras nacionales, para un fenómeno que se venía gestando desde hacía varias décadas.

Sin embargo, a pesar de que el hispanismo ya se encuentra, prácticamente, instalado en Marruecos, no ocurre lo mismo con la creación literaria. Excluyendo a algunas obras, como La proscrita (1953) de Abdul-Latif Jatif, Zuleja o la historia del loco del cabo (1953) de Mohammad Temsamani o Miscelania (1962) de Dris Diuri, son escasísimas las creaciones (novelas, cuentos o poemarios) que han visto la luz, en formato libro, hasta inicios de los años 90[10].

 

La importancia de la prensa: En 1990 aparece en Casablanca el periódico La Mañana escrito íntegramente en español (recientemente desaparecido). Con disímil suerte los diarios ofrecieron sus páginas a creadores y, con más o menos periodicidad, han sido el soporte de una literatura que carecía de canales editoriales profesionales. Así desde los años 90 hasta nuestros días (aunque todos, finalmente, han acabado por desaparecer) los periódicos El nuevo puente, El puente, La conciencia, Cambios 2000, Última noticia, La región, Dossier, Perspectivas marroquíes, El Eco de Tetuán o Tamuda-Tetuán, además de algunas otras publicaciones menores, han servido de soporte vehicular a una literatura que no acababa de fraguar en libros impresos. Hay que destacar la labor tan importante que han supuesto para la literatura española del Magreb los diarios, semanarios o suplementos; gracias a ellos se ha ido conformando y conociendo un fenómeno literario que, en las dos últimas décadas, ya posee carta de naturaleza. 

 

Desde los años 90 y hasta nuestros días, los creadores marroquíes en lengua española van a experimentar un fenómeno de renacimiento de la literatura española. Tras el poemario Lo que he pintado en blanco… a media luz (1990) de Jalil Tribak, El despertar de los leones (1990) de Abdelkader Uariachi, Voz del alma (1990) y Voz delirante (1991) de Moisés Garzón Serfaty y La llave y otros relatos (1992) de Mohamed Chakor, el listado de libros publicados en Marruecos y en España alcanza ya casi la centena de textos (entre poemarios, novelas y cuentos). Así, el hispanismo que estaba ya plenamente asentado, dará paso a los creadores que observan cómo a partir de la década de los 90 sus producciones empiezan a ver la luz en editoriales modestas (al principio), para ir abriéndose paso, poco a poco, hacia editoriales de mayor envergadura[11]. La generación de creadores contemporáneos (nos referimos aquí exclusivamente a autores vivos, que han escrito o que siguen escribiendo en la actualidad) se compondrá de nombres como el del propio Mohamed Chakor, Moisés Garzón Serfaty, Aziz Tazi, Abderrahman El Fathi, Ahmed M. Mgara, Jalil Tribak, Larbi El Harti, Abdul-Latif Jatib, Mohamed Sibari, Mohamed Bouissef Rekab, Mohamed Lachiri, Ahmed Daoudi, Said Jedidi, Mohamed Akalay, Moufid Atimou, Ahmed Ararou, Karima Toufali, Souad A. Abdelouarit, Ahmed Oubali, Mezouar El Idrissi, Mohamed Toufali, León Cohen Mesonero, Ahmed El Gamoun, Rachida Garrafi, Sara Alaoui, Mohamed Lemrini El Ouahhabi, Meryem Maoulainine, Driss Jebrouni, Hamid El Ouarrad, Khalid Raissouni, Ahmed Saber, Mohamed El Messari, Mohamed Salhi, Allal Ezzaim o Oumama Aouad Lahrech, entre otros.

 

1.c.) Situación de esta literatura en otras zonas geográficas del Magreb.-

 

En cuanto a Túnez, hay que indicar que el hispanismo se encuentra, en estos momentos, y después de un excelente trabajo desarrollado desde las universidades de la Manouba y del Instituto Superior de Lenguas de Túnez, en un proceso de madurez y fortalecimiento excelentes. Los trabajos hasta ahora publicados por Mohamed Doggui, Mohamed Néjib ben Jemía, Mouna Abid, Ridha Mami o Khemaïs Jouini, suponen una gran oportunidad para la esperanza. Existe, igualmente, una extensa nómina de intelectuales y especialistas de diversas materias, procedentes de las instituciones universitarias citadas anteriormente, así como del Instituto Superior de Lenguas Aplicadas de Béja y del Instituto Superior de Ciencias Humanas de Túnez, que han presentado numerosas tesis relativas a diferentes materias de investigación (todas ellas escritas en castellano) aún inéditas, entre los que se encuentran autores como Leila Boukraa, Aida ben Amor, Taoufik Liman, Maymouna Hached, Héla Guellouz, Mouna Dougaz, Mohamed Ali ben M´rad, Deissem Ghanem o Meher Guezmil, entre otros. Con relación a textos creativos, hasta el momento, los dos únicos libros que actualmente existen publicados de origen tunecino son los llevados a cabo por Mohamed Doggui, quien supone con su poemario Entre Levante y Poniente (Madrid, 2006) y con su libro de relatos Mamadú y los verbos españoles (2010) los primeros frutos de un hispanismo tunecino que cuaja, con este joven escritor, el proceso creador en lengua castellana. Se une a este texto editado el poemario Derroche de azabache, del mismo autor, en proceso actual de edición.

Por su parte, en Argelia aún no se ha producido la aparición de ningún texto creativo, si bien los trabajos llevados a cabo por el hispanismo también comienzan a dar sus primeros frutos en obras de los profesores Boualem Benhamouda, Saliha Zerrouki, Mohamed Fethi Merad Boudia, Berbar Benachenhou, Ahmed Ounane, Fodil Delio, Fatma Benhamamouche, Saliha Zerrouki o Zouaoui Choucha.

Los creadores saharauis significan un caso especial debido a su indeterminada conceptualización territorial actual. La Generación de la Amistad es, actualmente, el grupo literario en torno al cual se aglutinan estos creadores, habiéndose constituido en Madrid en el año 2005, con el fin de promover la literatura saharaui. Sus miembros actuales son Ali Salem Iselmu, Bahia Mahmud Awah, Chejdan Mahmud, Limam Boicha, Luali Lehsan, Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu, Saleh Abdalahi, Zahra Hasnaui y Mohamed Ali Ali Salem. Otros creadores saharauis vivos son  Ahmed Muley Ali, Luali Lehsan, Mohamed Sidati Ahmed Haiba, Larosi Haidar, Sas Nah Larosi, Fatma Galia, Mohamidi Fakal-la, Abderrahman Budda Hamadi o Baba Fdeid, entre otros, que ya comienzan a acumular un numero importante de textos individuales editados: El globo verde (1989) o Verde como la franja de la bandera (1995) de Mohamed Ali Ali Salem, Lágrimas de un pueblo herido (1998) de Fatma Galia, Voz de fuego (2003) de Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu, Los versos de la madera (2004) de Liman Boicha, Pueblo de sabios, pueblo de pocas necesidades (2005) de Fatma Galia, Sahara en el corazón (2006) de Sas Nah Larosi, Viaje a la sabiduría en el desierto (2006) de Ahmed Muley Ali, Versos refugiados (2007) de Bahia Mahmud Awah, Nómada en el exilio (2007) de Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu, La música del siroco (2007) de Ali Salem Iselmu, Lágrimas de alegría (2007) de Abderrahman Budda Hamadi, Los caminos de la esperanza (2007) de Mohamed Sidati Ahmed Haiba, El silencioso debate de los animales (2007) de Ahmed Mulay Ali Hamadi y Cuentos saharauis (2008) de Larosi Haidar.  

 

 


[1] Selena Nobile, La literatura hispano-marroquí. Un modelo mediterráneo posorientalista y posoccidentalista, Universitá del Salento, 2008, p.25.

[2]  Desde la caída del Imperio romano de Occidente en el 476 hasta el siglo X.

[3]  En 1279 cae el ultimo califa almohade, fundándose la capital del nuevo imperio en Fez, haciendo que el indiscutido poder de los meriníes dure hasta 1468.

[4] Ali al-Mandari o al-Mandri, más conocido como Sidi Mandri, fue un famoso gobernador de la ciudad marroquí de Tetuán, después de haber sido jefe militar del Reino de Granada y alcalde de la localidad granadina de Píñar. Se trasladó a Tetuán con sus tropas y otros refugiados en 1484 y murió en 1540, habiendo dirigido la reconstrucción de la ciudad y su gobierno desde 1485 hasta su muerte.

[5] Rodolfo Gil Grimau, “Prólogo”, en  Calle del Agua. Antología contemporánea de Literatura Hispanomagrebí, Sial Ediciones, Madrid, 2008.

[6] El Sahara Occidental fue provincia española entre 1958-1976.

[7] En el caso de Argelia las relaciones históricas de ambos países se concretan primero en la llegada, desde tierras hispanas, de oleadas de moriscos y judíos, entre los siglos XIII hasta el XVI, y en segundo lugar en las incursiones de carácter bélico, así como en la presencia de españoles del sureste peninsular y de Baleares durante la época de la colonización francesa (1830-1962) en la comarca del Oranesado y en Argel. Este proceso de colonización, llevado a cabo por los llamados “pieds-noirs” –pies negros- o españoles llegados desde Granada, Almería, Murcia, Alicante, Valencia o Baleares, fundamentalmente, llegó a la cifra (año 1886) de 160.000 españoles o de origen español, fundamentalmente, en la provincia de Orán, convertido entonces en un verdadero feudo hispano, denominado por los franceses “la pequeña España”. En 1911, la provincia de Orán contaba con 92.000 ciudadanos de origen español con nacionalidad francesa y 93.000 nacidos en España que conservaban la nacionalidad española. Argelia, y en concreto la región de Orán, sirvió de plataforma de recepción de muchos exiliados de la Guerra Civil española a través de los puertos levantinos. En 1950 se contaban en Orán 257.000 habitantes de origen europeo, de los cuales el 65% era de origen español, entre ellos multitud de almerienses y granadinos, llegando a ser, en la región, el español la segunda lengua de los argelinos, después del árabe.  En el caso de Argelia, el profesor Juan Bautista Vilar ha catalogado hasta 29 publicaciones periodísticas editadas en el país con lengua española (o valenciana), durante el periodo colonizador. Cabeceras como La Gaceta española y La Joven España, La Gaceta Española en Argelia, La voz de España, El pueblo español o El Correo español, con carácter de continuidad, junto a otros de menor permanencia como La fraternidad o Saida, van a suponer el único aporte hispano conocido hasta el momento de carácter literario o cultural en este país del Magreb.

[8] De este breve periodo quedan en el recuerdo las hazañas de Garcilaso en la campaña de Túnez (1535), donde es herido en la toma de la Goleta o la presencia militar, más tarde, de Cervantes en octubre de 1573.

[9] Juan Goytisolo, “Prólogo” en Mohamed Chakor, Aproximación al sufismo, Edit. Cálamo, Alicante 1993: “Tras la partida de su administración colonial, Madrid se ha desinteresado de las relaciones culturales con estos países y de la suerte de centenares de miles de hispanohablantes que, como los sefardíes de la diáspora, han mantenido una conmovedora fidelidad a nuestra lengua”.

[10] Se publican Jirones del corazón (1979), Sinfonía de piedra (1985) y Voz de tierra, voz de pueblo (1986) de Moisés Garzón Serfaty (editadas en Venezuela, su país de acogida), Tetuán (1986) de Mohamed Chakor, La guagua (1986) de M. Temsamani, Trópico insomne (1988) y Voz del alma (1990), nuevamente de Moisés Garzón Serfaty, El despertar de los leones (1990) de Abdelkaedr Uariachi y Lo que he pintado en blanco... a media luz (1990) de Jalil Tribak.

[11] Voz delirante (1991, Moisés Garzón Serfaty), La llave y otros relatos (1992, Mohamed Chakor), Lágrimas de una pluma (1993, Momata), El caballo (1993, Mohamed Sibari), Poemas de Larache (1994, Mohamed Sibari), Espejos sin ti (1994, Larbi El Harti), Regulares de Larache (1994, Mohamed Sibari), El vidente (1994, M. Bouissef Rekab), Pedacitos entrañables (1994, Mohamed Lachiri), Un diablo en la isla de Yudis (1994, Ahmed Daoudi), Susurros (1995, Momata), Judería de Tetuán (1995, Mohamed Sibari), Desmesura (1995, M. Bouissef Rekab), Naufragio feliz (1996, Moufid Atimou), Tetuán… embrujo andalusí (1996, Ahmed M. Mgara), La rosa de Xauen (1996, Mohamed Sibari), Inquebrantables (1996, M. Bouissef Rekab), etc.

    

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