LA LEYENDA DE FATUMEH 14.06.2011
La biografía del poeta sueco Gunnar Ekelöf (1907-1968), el más admirado en su país está poseída y moldeada desde su inconformismo por lograr una lírica portadora de la más posible sencillez. Se autor se titulaba autodidacta “porque no le gustaba que le metieran en la cabeza un saber domesticado” Aunque estudió en la Escuela de Estudios Orientales de Londres y en la Universidad de Uppsala. Colaborando en importantes revistas literarias y llegando a ser miembro de la Academia Sueca, desde el año 1958 hasta su muerte. Tradujo importantes poetas franceses y recibió, por su contribución literaria de alto nivel, la distinción de la crítica de todos los medios especializados de Suecia por ser uno de los escritores más destacados de su generación. La Universidad de Uppsala le confirió, en 1958, el título de doctor honoris causa.
De aquí que se sintiera satisfecho con el tipo y la calidad de poesía que escribió en los últimos años, cada vez más cercana a la lírica íntima, a la sencillez de lo cotidiano y que, naturalmente llegó a considerar la mejor.
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“Me topé con un vendedor de cordones de zapatos / en una calleja del zoco / Quería venderme unos cordones / a mi que no tengo zapatos / cordones rojos, de algodón / de seda”
Las fuentes de inspiración, más notorias que se encuentran en la obra de Ekelöf provienen de Arthur Rimbaud, Edith Södergran y T. S. Eliot, y se refieren principalmente a temas de soledad, amor, muerte y sueños.
“No, las almas no de hablan / unas a otras / de manera diferente que los pájaros / Y los pájaros no se hablan /de manera diferente que las almas”
“La Leyenda de Fatumeh” es una colección de breves composiciones de amor. Cada una es una cuenta de un collar (Nazm) o de un rosario (Tebih), con sus piezas de engarce tituladas “Cabeza de serpiente” En total son veintinueve cuentas por sección (un número primo, indivisible si no es por sí mismo y por uno), engarzadas y rematadas con sendos broches que resaltan su continuidad. En este sentido, La leyenda de Fatumed es cíclica (Es interminable: “Comienza donde acaba”) y podemos recorrerla, como las cuentas de un rosario no necesariamente religioso, para entretener el tiempo, una y otra vez” Las sugerentes y envolventes ilustraciones que embellecen el libro pertenecen al pintor aragonés Natalio Bayo, todo un juego de colores entre las imágenes y los colores de Oriente que tanto influyó en el poeta.
TU CABEZA
Tu cabeza respira pesada, lentamente, Fatumeh,
Se hincha y se contrae
como si sintiese pesadez
de su propio peso sobre la almohada-
de los largos hilos de las ideas
de los flecos del pensamiento
Tu primavera era azul con una pizca de rojo
rojo era tu verano
rojo sangre es ahora el otoño
Eres como lamedura que florece
con largos hilos en el momento de la muerte
Tu cabeza intenta respirar allí donde yaces
allí donde rompen las olas camino de la playa
apenas con agua suficiente
para poder hundirte y subir a la superficie
Ya no hay profundidad alguna
y tampoco esperanza-¿O la hay todavía?
Si, hundirte en tu propia profundidad de gelatina
cuando el mar se retira
y quedes abandonada sobre la arena
encogiéndote
petrificándote.
Gunnar Ekelöf