Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
MORALES LOMAS

Morales Lomas

Antonio Gómez Rufo

 

Puede que el lector se halle confundido y bastante suspenso si compara el discurso narrativo desde la anécdota inicial hasta las últimas líneas cuando, a medida que avance la narración, se encuentre elementos novedosos de tipo histórico que alejen la anécdota desde los parámetros puros de la investigación criminal y perciba toda una estrategia para la conformación del separatismo catalán, como elemento esencial del proyecto narrador último.

 

          Con una docena de novelas, el madrileño Antonio Gómez Rufo se convierte en uno de nuestros narradores actuales más sugerentes. Ha publicado entre otras El secreto del rey cautivo, El alma de los peces, Las lágrimas de Henan, Adiós a los hombres, La noche del tamarindoLa abadía de los crímenes incide en su estela de narrador preciso y concienzudo que elabora productos literarios sugestivos para gran número de lectores.

 

         La estructura de esta novela criminal es bastante canónica: unos sucesos extraños en los que aparecen unos cadáveres de monjas y la resolución del misterio. A ello vienen a unirse extraños acontecimientos como la destrucción del scriptorium, diversas violaciones, la muerte de algunos niños, la aparición de fetos semienterrados, el semen de un perro… Un conjunto de elementos que nos adentran, sin embargo, en una complejidad mucho más sugestiva cuando surjan referencias históricas trascendentes para la monarquía aragonesa y su futuro y otros que tienen que ver más con la novela sentimental, en cuanto también corre paralela una trama amorosa y reflexiones en torno al amor, la traición, la pasión…

 

          La historia se desarrolla en el siglo XIII y uno de sus protagonistas es el rey de Aragón Jaime I, que llega al monasterio de San Benito para intentar desvelar la muerte de varias monjas. La historia del reino de Aragón, las relaciones entre el rey y su esposa, Leonor de Castilla, sus desavenencias, los amores furtivos de aquel con Violante de Hungría y los acontecimientos políticos que acechan su reinado se ven entreverados por esta novela de investigación de sucesos extraños que tanto podrían recordar a algunos lectores contingencias de El nombre de la rosa sin mucho motivo.

 

         Desde un narrador omnisciente y con una prosa fluida y rica, Gómez Rufo crea una monja investigadora, Constanza de Jesús, que será la que vaya desvelando raudamente algunos elementos de la intriga, aunque no será hasta muy avanzado el relato que se exterioricen las razones de las muertes extrañas. En la novela van aflorando personajes muy bien glosados como el de Inés de Osona, la misteriosa y ambigua abadesa, clave en el desarrollo de la intriga, así como toda la cohorte de damas que acompañan a la reina y preparan su confabulación particular.  En medio, una reina desesperada que intenta mantener el amor de un rey del que sabe que ya tiene poca razón para el goce. 

 

         La novela está estructurada en cuatro jornadas. La primera muy breve sería en términos aristotélicos una presentación del espacio narrativo y de sus más importantes protagonistas. Las demás tienen una extensión similar y siguen una estela cronológica lineal nunca interrumpida en los acontecimientos. De vez en cuando se interpolan algunas historias, como la de Águeda, que ofrecen una transición cervantina e interrumpen la magnitud intensificadora de las muertes desveladas, tampoco ajena a la introducción de elementos históricos corresponsables de la intriga, siempre bien integrados en la narración.

 

        Gómez Rufo ha preparado con rigor esta obra y los pormenores de la narración y la puesta en escena están cuidados como, por ejemplo, algunos textos en latín que conforman una visión de época muy precisa así como los recursos históricos anunciados. Sin embargo, es el diálogo fluido y creíble lo que genera uno de los mayores aciertos de la novela. A partir de aquí va desmadejándose la psicología de los personajes, su credibilidad narrativa y la conformación de un espacio y un tiempo tan lejanos como el siglo XIII en el que las monjas van muriendo sin que se sepa la causa. Son todos ellos elementos que atrapan al lector y lo conducen a un final completamente inesperado.