Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
ANTONIO MORENO AYORA
Reseña sobre "El Grupo Ánade de poesía" de Antonio César Morón. Granada. Port-Royal Ediciones, 2012.

Edita: Port-Royal

Antonio Moreno Ayora

               Finalizando 2011 publicaba Port-Royal Ediciones Romances del crepúsculo, de Enrique Morón, y ahora que comienza 2012 entrega otro libro que igualmente contiene el nombre del mismo poeta, titulándolo El Grupo Ánade de poesía, cuyos componentes son precisamente Enrique Morón, Juan J. León, Antonio Enrique, José Lupiáñez y Fernando de Villena. Los cinco son granadinos, nacidos en la provincia, y han aportado su compromiso de hacer una poesía “escrita de manera impecable desde un punto de vista técnico, la que posee profundidad en sus temas sin olvidar la profundidad, antes de nada, estética”. A ellos se les dedica este volumen que quiere ser fundamentalmente una antología lírica de sus versos.

         Antonio César Morón, en sus páginas preliminares, quiere hacer crítica literaria de diversa índole, y para ello se refiere en primer lugar al origen del Grupo Ánade en la colección del mismo nombre que surgió en Granada en 1978. Su estudio introductorio, por este motivo, será imprescindible por su pretensión de esbozar la historia del grupo, contextualizándolo en la vida cultural de Granada durante los primeros años setenta del pasado siglo, y esto sin obviar referirse a las que pueden ser, por un lado, características externas e internas de su obra literaria vista en conjunto, y por otro, peculiaridades líricas y temáticas de la producción individual. El ensayista se centra en tal individualidad cuando incluye en su introducción un epígrafe, verdaderamente esclarecedor, bajo el que se expone “el universo creativo particular de estos poetas, para intentar comprender de manera crítica la génesis lírica de la poesía de cada uno”. Y en cada caso, la primera observación que hace de cada poeta es verdaderamente sintetizadora de su mundo literario; junto a la afirmación de que “El motivo fundamental que vertebra toda la obra de José Lupiáñez es el deseo de conocer y penetrar en el misterio (…)”, está esta otra según la cual “Fernando de Villena es el poeta de la nostalgia, como esfuerzo constante por recuperar el pasado vivido a través del recuerdo, en búsqueda de lo esencial”.    

Morón, que lleva años estudiando a este grupo y siguiendo su trayectoria viéndola como “un magma de interfluencias”, ha querido antologar a cada poeta representándolo con un número de versos igual que el de sus compañeros, lo que explica que se le seleccionen entre 543 y 550 versos, y por ello con igual número de páginas. Una antología que alcanza las 180 es suficientemente representativa del fenómeno que se desea ejemplificar, y más si de cada poeta se valora su bibliografía –los autores han publicado evidentemente en otros géneros– y su posicionamiento lírico, su poética. Enrique Morón, por ejemplo, cree que la poesía “es una adecuación del sentimiento –o  sensaciones– a un lenguaje destilado y, por tanto, preciosista”, un pensamiento que en cierto modo comparte Antonio Enrique al defender que la función del poeta, “desde lo estético, es rigurosamente ética. Consiste en hacernos sentir el gozo de estar vivos”. Escribe Antonio Enrique que “Solo hay que ponerse ante la quibla / para comenzar a sentir”. Y a sentir, precisamente, es a lo que nos abocan estos cinco poetas del Grupo Ánade que –opina Morón– “es parte ya de la Historia de la Literatura española”. Por eso el apartado crítico y la antología que constituyen este volumen tienen la pretensión de hacer justicia a sus componentes, unificando su aportación lírica sobre la base de que en ellos “se produce una interdiscursividad teórica que los acaba situando siempre en una misma zona de empatía”.