Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
CARLOS BENÍTEZ VILLODRES
Acerca de "En penumbras se hizo verbo", de Magda Robles.   XVII Premio Nacional de Poesía "Miguel de Cervantes" de la Ciudad de Armilla.   Jizzo Ediciones S.A. Granada, 2013

Carlos Benítez Villodres

Magda Robles

Jizzo Ediciones S.A.

Magda Robles León, poeta granadina, se estableció definitivamente en el mundo de la Poesía con la publicación de su poemario “En penumbras se hizo verbo”. Libro este con el que la poeta le proporciona un prestigio sumamente indeleble y luminoso y carismático al género, a su propio bagaje cultural y al del lector con capacidad de proporcionarle sentido, desde su personal interpretación, al trabajo poético leído y asimilado.

 Asimismo, desde su emblemática libertad creativa, Magda utiliza las palabras precisas, y todo cuanto la creación poética conlleva, para adentrarse en el lector con la coherente integridad que la caracteriza. “La poesía, dice Rimbaud, quiere cambiar la vida. (…). (El poeta), mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia…”. Al leer los poemas que componen “En penumbras se hizo verbo”, apreciamos significativamente el estilo o poética de Magda, ya que la poeta crea sus versos conjugando rigor poético y autenticidad emocional desde la realidad cotidiana del pensar, del sentir y del vivir, escribiendo poemas de ella o desde ella con una originalidad sublime y sin límites. Por consiguiente, los poemas de Magda nos abren el camino, con sus versos silenciosos y transparentes, por donde deben caminar la reflexión y el pensamiento del lector, al sumergirse éste bajo el estimulante oleaje de esta mar de poemas creada por la poeta.

 Es evidente que el arte, plenamente auténtico y comunicativo, está presente en cada creación poética de “En penumbras se hizo verbo”. Arte como referente liberador de quien lo crea, de quien lo lee, porque “el arte, manifiesta Octavio Paz, no es un espejo en el que nos contemplamos, sino un destino en el que nos realizamos”, y los poemas de Magda nos ayudan en esta tarea tan sumamente necesaria y vital para la persona de hoy y de mañana.

La poética de Magda nos muestra, pues, el carácter singular y bello de su quehacer lírico, tan completo como complejo, que la poeta lleva a cabo en el núcleo de su intimidad, utilizando la savia del arte siempre brillante y deleitoso. Por ello, los poemas de “En penumbras se hizo verbo” componen, desde la sustancialidad totalmente seductora, un compromiso artístico, que tiene su raíz en las propias esencias internas de la autora.

         Los poemas de esta exquisita obra fueron creados con un léxico sutil y elegante, dinámico y atrayente… Un lenguaje “que organiza el mundo, refiere Jorge Luis Borges, le impone un orden, le inventa una organización”, partiendo siempre de la base de la “enigmática abundancia y diversidad del orbe”, según el autor de “Adrogué” (1977). Gracias al exuberante vocabulario empleado por Magda, el lector asimila perfectamente las ideas, las imágenes, los signos… que emergen del contexto de la obra, lo cual le crea la capacidad de transitar, sin impedimentos ni oscuridades, por el fascinante interior de la poeta, atraído por el resplandor de luz que de ella mana constantemente.

“En penumbras se hizo verbo” es, pues, un poemario mirífico e impresionante, que nos proporciona con la efectividad de su exposición, tan fecunda como modélica, el aliento necesario para seguir amando la poesía, la más pura actividad creativa, y creyendo en ella, hoy todavía más, desde aquella más o menos lejana aproximación al centro de su territorio, donde se engendra y germina, crece y se cultiva… su credo con luz propia e intransferible, el cual confiere, en este caso, a la poeta y a su labor creadora la condición de unicidad irrepetible.

De la poesía de Magda Robles mana el agua clara de lo incondicionado, de lo auténticamente significativo, de lo pródigo en sensaciones y conectividades que, en definitiva, crean en el lector efectos mágicos, envolventes. Del mismo modo, la excelencia y la singularidad de los poemas incluidos “En penumbras se hizo verbo” se perciben, con total intensidad, al aflorar de ellos ideas y reflexiones, deseos e imágenes, que se identifican plenamente con el yo más íntimo de la poeta. “La poesía, refiere Vicente Huidobro, es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, sino en no alejarse del alba”. Ciertamente, en Magda Robles, la palabra es alba que nos conduce, mientras nos ilumina, hacia el horizonte de la meditación. Ello nos permitirá explorar el espacio interior de la poeta y de esos poemas que se integran en nuestros adentros, pudiéndolos interpretar según el plan de su construcción o de otras formas muy diversas, previa transfiguración de los mismos en la esencia de nuestro yo.     

“En penumbras se hizo verbo” comienza con un versado y excelente exordio de Francisco Acuyo, profesor, escritor, poeta y editor. En él, podemos leer: “La sincera espontaneidad presentada por Magda Robles León en este poemario se corresponde ampliamente con esa necesidad vital por la que suspira el devenir de nuestro tiempo. (…) Lean sosegadamente a Magda Robles en este deleitoso y delicioso primer poemario de singular penumbra, para ver la luminaria cegadora de su fanal intenso, pues mora en el recinto de la luz más pura y verdadera: el de la belleza”.

A dicho prólogo le siguen los cuarenta y tres poemas que componen esta obra tan brillante y sígnica como significativa, tan ingeniosa como atrayente, que nos introduce serenamente en el mundo interno de su autora, que rezuma grandeza y exquisitez infinitas, lo cual le sirve de base a su innata capacidad de la armonía y el  ritmo.

Magda Robles ya obtiene la admiración de sus lectores con estos poemas que expresan su sentir íntimo y su fresca espontaneidad, tomando como referencia su propia vida emotiva, su amor por la vida en general, por el ser humano -firme acompañante en su andadura por el tiempo-, por la naturaleza… Magda, en definitiva, se expresa con alegría y libertad en un lenguaje culto y sincero que legitima su obra ante cualquier persona amante de la poesía, ante cualquier época futura.

Asimismo, estos poemas de Magda son evocadores, intensos, hermosos…, de un virtuosismo poético y un carácter reflexivo-revelador admirables, que transmiten las  aspiraciones, esperanzas y decepciones de la poeta, al modelar ésta las palabras con los recursos literarios empleados y con la musicalidad de su realidad y sus deseos. En definitiva, los poemas de “En penumbras se hizo verbo” insertan en nuestro yo, desde los caminos de lo formal con tendencia a la concreción, las gemas más íntimas de la autora y de su arte poético global. Ello nos proporciona una luminosidad, una energía, un sentido… para seguir caminando por la vida en diálogo constante con nuestra conciencia, con los demás seres humanos y con la naturaleza.