Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ GARCÍA PÉREZ

José García Pérez

Asesinato de Julio César

El hecho de que se haya enviado, no sé a quién y cuántas personas, una lista con los nombres y cargos de las personas que, probablemente, ocuparán los puestos de responsabilidad en la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía, me parece lógico ante la apetencia y el deseo, por lo que se ve, de que un servidor deje el cargo de Presidente de dicha entidad que, aunque por poco tiempo, todavía conservo pues creo que los días están contados; y el detalle es que nadie ha pedido mi dimisión.

 

            Y es que resulta que, exceptuando dos o tres nombres que omito: uno por fallecimiento, otro por estar bastante enfermo y otro porque sí, o sea, porque no ha sido informado por nadie, todos los integrantes de la actual Junta Directiva de ACE-A repiten, algunos de ellos y ellas ascendiendo por los méritos contraídos, y un buen amigo no sé por qué, aunque se lo merece.

 

            Todo esto forma parte de una operación que no termina aquí, sino que culminará con la formación de otra Asociación o Movimiento en poco más de un trimestre, en la que los mismos, mezclados entre sí, con alguna incorporación nueva, formarán un trípode con el que creen podrán alcanzar el poder de facto en el mundo de las letras, cuando la verdad es que el poder no otorga el don del buen escribir.

 

            Decía al principio de este penoso escrito que se ha enviado, por parte del actual Secretario de ACE-A, un email (a mí desde luego que no, lo que huele a una falta de humanismo solidario) con el listado de los futuros a no sé quién; en el que, presten atención, se lee: “No importa, en principio, si no eres miembro de ACE-A, pues sólo se trata de una primera toma de contacto para dar a conocer esta iniciativa y recabar tu respaldo moral a la misma.” Fin de la cita, como dijera Rajoy.

 

            De buscar el voto entre los asociados, cosa lícita, o de saber, pongamos por caso (pues desconozco los destinatarios), de comprobar si algún cargo o consejería o vecino del bloque donde vivo, si apoyan moralmente esa lista de candidatos, va un abismo y dejaría claro, implícitamente, que José García Pérez, un servidor de la verdad, no tiene ninguna moralidad.

 

            Oh Dios, cuánto debió sufrir Julio César cuando su amigo Bruto le hizo un torniquete en las entrañas con la daga, porque los otros, Cassio, Trebonio, etc., ni caso.

 

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