Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO BASALLOTE
A ANTONIO GARCÍA VELASCO

Francisco Basallote

Antonio García Velasco

En relación con su artículo , de respuesta al mío a propósito de su  reseña  de un denominado libro de “haikus”, he de manifestarle mis disculpas : primero, por usar su artículo para manifestar mi postura sobre el haiku y, segundo utilizar  los “haikus” referidos como ejemplos de lo que denominé : “exacerbación del ego”, denominación que por mi torpeza parecía que se circunscribía a dichos poemas transcritos y por extensión al libro reseñado, cuando en realidad quería hacerlo a una extensa corriente que seducida por el exotismo de la palabra “haiku” y por la simplicidad de su métrica: 5-7-5, además de la carencia de rima, facilita a numerosos aficionados la escritura de estos tercetillos a los que sin pudor ninguno bautizan como “haikus”, con un gran desprecio a una cultura milenaria que hace de este poema uno de sus símbolos ya que “encarna lo que tal vez sea el auténtico corazón de lo japonés: su dimensión mística.” en palabras de nuestro conocido Vicente Haya.   Y es que las modas imponen a veces estereotipos que van consolidándose en detrimento de su naturaleza primordial, en el caso español incrementado por la naturaleza expansiva y vehemente de los poetas que creen hallar en la estructura de este poemita la percha adecuada para expresar sus sentimientos, obviando –por desconocimiento- las características del mismo y de su entorno preceptivo que para la mayoría basta con los dos pentasílabos y el heptasílabo central. Ignorancia que no exime, ya que a la hora de hacer un soneto u otra estrofa sí que cumplen con sus estrictas normas, claro que son puramente métricas y en este caso entran en el mundo sutil de la tradición milenaria de un país.

Lamentablemente este desconocimiento provoca que cada vez sea mayor la diferencia entre los que podían ser verdaderos haijines  y el haiku, apareciendo un formato en el que todo vale, siendo su resultado poemitas que podían ser aforismos, pensamientos, expresiones sentimentales, etc que nada tienen que ver con el haiku y que paradójicamente si estos improvisados haijines hubieran entrado en la cultura japonesa se hubieran encontrado con un poema de idéntica factura métrica que el haiku: el “senryû” que permite todas esas expresiones y no deformarán el nombre del haiku con contenidos no apropiados. Y es que la cultura japonesa que todo lo tiene, encontró, ya a principios del XVIII el poema que encauzara esas alternativas a las exigencias místicas del haiku. El poeta Karai Hachiemon (1718-1790)  que usó el pseudónimo Senryû, creó este poema que tomó su sobrenombre , usando la pauta formal del haiku, en el que todo cabía excepto los elementos místicos de algunos haikus.    El “senryû” se usa para todos esos fines en todos los países del mundo, siendo bastante extendido en toda América.  Creo que su desconocimiento impide que el haiku se vea con su campo expedito y no sucedan intromisiones innecesarias.  

Respecto a este desconocimiento, a este uso inapropiado de la palabra “haiku” se pregunta en “Aware”, Vicente Haya: “ ¿Cómo se ha llegado a que el haiku fuera de las fronteras niponas produzca tales engendros? La respuesta es compleja y en ella hay que considerar muchos factores: la superficialidad con que se ponen de moda las culturas, la dificultad, y a veces el desinterés, de explicarse de los japoneses, el escaso número nipólogos, la incapacidad de escucha  de la mayoría de los occidentales que van a Japón, etc….”

A diferencia del “senryu”, el haiku se rige por principios más estrictos, iniciándose con la famosa expresión de Matsuo Bashôo : “ Haiku es lo que está ocurriendo en este lugar en este instante…” ,seguido de la presencia de la Naturaleza,  la ausencia de metáfora, la ausencia o presencia escasa de verbos, y sobre todo y como tema esencial, la ausencia del ego del poeta ( ausencia que no excluye el uso de pronombres, sino de ls emociones, ya que el haijin está fuera del poema, en la Naturaleza , en el mundo…

Dice Fernando Rodriguez –Izquierdo en su libro “El haiku japonés.Historia y traducción”  : “ El haiku se sitúa en el extremo opuesto de toda verbosidad y ornato literario. Y hemos de confesar que en el breve tracto de discurso que es el haiku no tiene lugar la ficción. El haiku revela la emoción de un hombre en un instante. No es una reflexión sobre las cosas sino una simple visión de la realidad…”

El escritor inglés Blyth, en la introducción a su obra “A History of Haiku” dice: “El arte del haiku está lo más cercano posible a la vida y a la naturaleza, y lo más alejado posible de la literatura y de la escritura esmerada, de tal manera que el ascetismo es allí arte y el arte es ascetismo.”

En “Haiku-dô” (El haiku como camino espiritual), Vicente Haya  dice: “ Un haiku es una instantánea de la realidad. No explica la realidad, ni la embellece; la muestra…Los maestros de haiku nos enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad. Todo poeta honesto tiene la intención de describir algún aspecto del mundo lo mejor posible, pero en cuanto se recrea más de la cuenta embelleciendo el instante ha perdido el haiku. El haiku no es un juego literario; tiene que conmover o cambiar algo de ti….

 

Un elemento a tener en cuenta en el haiku es la presencia del “yo”. A este respecto en su escrito acompaña una relación de haikus de Bashô  en los que ese yo aparece en la forma de pronombre e incluso en alguno ni eso, cuando en realidad ese “yo” al que tanto se refiere Vicente Haya es el ego que en nuestra poesía se manifiesta de forma protagonista,  . a este respecto tengo que recurrir de nuevo a “Aware” del citado autor y  referirme a su apartado 79: “Normalmente la aparición de la palabra yo destruye el haiku”:  “Hemos visto que ,como norma general, la aparición del “yo” del poeta destruye el haiku; se apodera de todo y ya no sabemos siquiera de qué nos está hablando… Pero no confundamos la aparición del “yo” del haijin con la aparición de la palabra “yo”. Porque puede ocurrir que en el haiku se haya usado alguna de las formas que en japonés se dice yo (ore, ware, watashi,watakushi, boku…) y que el resultado sea aceptable; y puede ocurrir que se haya empleado la palabra “yo” y todo el haiku rezume un afán de protagonismo…que invalide el haiku.”.

 

Se refiere Velasco a lo expresado por Vicente Haya en el punto 41 de su libro “Aware”, titulado “Es lícito confesar con pudor una intimidad” :, transcribiendo parcialmente su contenido. “Se pregunta Haya, “¿Puede el poeta expresar sentimientos en un haiku?” Y responde: “Podemos afirmar que sí, siempre que hayan sido causados por algo que justifique dicha exhibición de emociones * como en “habiendo vivido más de la cuenta/ también yo tengo frío/, mosca de invierno” que escribía Tayo-yJo.”  Omitiendo en *, lo siguiente ,  con lo que pierde sentido la afirmación del profesor Haya: “ Al cabo de miles de haikus, excepcionalmente, un haijin se permite decir en su poema cosas como que siente que ya ha vivido más de la cuenta.”     Si siguiera transcribiendo totalmente el apartado 41: “ El “haiku intimista”, en el que el poeta nos confiesa sus sentimientos, es legítimo…pero quien se atreva a escribir uno de estos haikus lo hace consciente de que en una cultura como Japón, está retando a su sociedad” , serviría para aclarar un poco más este concepto.

 

No creo que se deba extender esto más: Está claro que el poeta puede escribir lo que quiera; pero así como al escribir un soneto debe adaptarse a sus normas, a menos que quiera denominarlo así y escribir en el formato que quiera, con lo que habrá escrito una cosa que se llame soneto pero que no lo es; si quiere escribir un haiku debe adaptarse a las normas -incluidas las de respeto a una cultura atávica-  y si no habrá escrito una cosa que no es haiku aunque así lo llame. Con la diferencia que aquello que se llama soneto nunca será otra cosa, salvo un poema sin forma, y ésta puede llamarse “senryû” y estar amparada por esa cultura.