Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ ANTONIO SANTANO
XXII PREMIO DE POESÍA "IN MEMORIAM SALVADOR RUEDA".   AYTO. RINCÓN DE LA VICTORIA

José Antonio Santano

Manuel Gahete

Ayto. Rincón de la Victoria

 

Es un hecho incontestable que la poesía andaluza goza de una excelente salud. Y ateniéndonos a este premisa hay que reconocer que algunos nombres de poetas andaluces son ya imprescindibles en el panorama de la literatura española, por su calidad y su extraordinaria obra. Una de esas voces poéticas es la del cordobés de Fuente Obejuna Manuel Gahete. Su extensa obra así lo certifica. En el último año Gahete ha publicado cinco poemarios “El fuego en la ceniza”, “Motivos personales”, “La tierra prometida”, “Códice andalusí” y Los reinos solares. Ocupará nuestra atención este último, con el cual el poeta cordobés obtuvo el XXII Premio de poesía Ayuntamiento de Rincón de la Victoria “In memoriam Salvador Rueda”. La palabra es una luz cegadora, un vuelo a la más altas cumbres del sueño y sus abismos; una aventura hacia lugares ancestrales, mágicos y secretos que solo el poeta es capaz de alcanzar tras un largo camino. Gahete dedica este poemario a quienes sufren cualquier forma de violencia. El poeta concibe el poemario en tres apartados bien diferenciados: “el mármol y la sangre”, “la nieve y el fuego” y “el acero y el oro”. Desde siempre Gahete ha buscado en la palabra la belleza, de ahí su lenguaje cultista, por el cual cada vocablo está en el lugar exacto, medido, cuidado y mimado hasta el límite, deslumbrador como un diamante. Sin embargo, en este poemario Gahete ahonda en el verdadero significado de la poesía y busca, apasionadamente, otros caminos, otras formas con las cuales expresar la verdadera emoción y razón de existir, esa que nace en el corazón del hombre y permite –nos permite- sabernos seres humanos capaces de llorar o de reír, de sentir la herida ajena como propia.

 

En “Los reinos solares” la mirada del poeta trasciende lo vivido en otro tiempo, justo donde el sol es el único reino existente. Así en la primera parte (“el mármol y la sangre”) Gahete encarna todo el dolor humano hallado en las ruinas de la antigua ciudad ibero-romana de Ituci Virtus Iulia (hoy yacimiento de Torreparedones), también la misteriosa y sacra soledad de la cella colmada de exvotos y sueños: «Ituci Virtus Iuli se complace, / deja granar el semen y la savia / dispersas sobre el lomo de la bruma. / Un ventalle de sol cruza su sombra […] Regreso de la cella donde Dea Caelesttis, / velando los misterios bajo lascas de arena, / pervive en el hechizo de su luz anicónica». Mas el poeta, dolorido, recorrerá aún Sagunto, Numancia,  y será testigo en Farsalia de nuevas y numerosas muertes. En la segunda parte (“la nieve y el fuego”) el poeta, alarmado por la cruel realidad que le rodea nos alerta de la indolente actitud del hombre: «¡Será que respirando tan inhumano aliento, / tanto tósigo amargo, tan podrecido polvo / nunca será posible que nazca el hombre nuevo!». Gahete deja para el final “el acero y el oro”, el temblor de la palabra que aviva el corazón y late apasionada en la búsqueda de la otra tierra,  hermana siempre, de América: «Aquella fe imposible no se llamaba España / aunque España elanzara espíritus de cuerda / colgados de la noche. / No se llamaba lluvia ni mar ni tempestades, / no estaba construida sobre un nido de sueños. / Aquella fe imposible de rojos gamellones / era un grito implorante con el nombre de América». Gahete es voz y grito que recorre la tierra entera, lenta y profusamente, hasta alcanzar el más grande de los sueños: la fraternidad universal.

 

De esta manera, “Los reinos solares”, viene a ser un poemario distinto, una obra de arte más, donde la palabra ocupa un lugar principal, conformando así un universo multicultural, en el que el mestizaje de creencias y dioses confraternizan hasta alcanzar la esencia misma de la existencia humana: «Hermano de tu hermano de sangre americana, / el máncer del olvido, delfín de una locura, / despierta ya del sueño de ayer que hoy es mañana». Poesía auténtica en la voz del gran poeta andaluz Manuel Gahete.