Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO BASALLOTE
En torno a "Salida de emergencia", de Manuel Moya.   Ed.: Isla de Siltolá

Francisco Basallote

Manuel Moya

Isla de Siltolá

Manuel Moya nació en 1960, en Fuenteheridos (Huelva), lugar donde reside. Estudió filología hispánica en la Universidad de Sevilla. Poeta, narrador, crítico literario, editor, traductor, ha publicado una docena de libros de poesía con los que ha obtenido premios de relieve como Ciudad de Córdoba (1997), Ciudad de Las Palmas (2001), Leonor (2001) o más recientemente el Fray Luis de León (2010). Su antología Habitación con islas ha sido traducida íntegramente al francés y al portugués. El libro de su heterónima Violeta c. Rangel "La posesión del humo"(ed. Hiperión, 1997) es propuesto como objeto de estudio en universidades españolas y norteamericanas, habiendo sido traducido al inglés, al portugués o al euskera. Como prosista ha editado varios libros de cuentos, La sombra del caimán (Ed. Onuba, Huelva, 2006),  Caza Mayor (2014) o Ningún espejo (2014) y las novelas La mano en el fuego (Ed. Calima, Palma, 2006), La tierra negra (Ed. Guadalturia, Sevilla, 2009), Majarón (Ed. Baile del Sol, Tenerife, 2009) y Las cenizas de abril (Alianza Ed., Madrid, 2011), relacionada con la reciente historia portuguesa (lengua a la que ha sido traducida Su traducción de Libro del desasosiego de Fernando Pessoa, apareció a principios de 2010 (Ed. Baile del Sol), y viene a sumarse a la edición de La poesía completa de A. Caeiro (Ed. DVD, Barcelona, 2009),El banquero anarquista (Ed. Berenice, Córdoba, 2011) o Vasques&cía (Ed. Berencice, 2013). Al margen de Fernando Pessoa ha traducido a autores lusófonos como José Saramago, Mia Couto, Miguel Torga, Fernando Cabrita, Paulo Kellerman, Conceiçao Lima o Lidia Jorge... Ha sido incluido en numerosas muestras colectivas de relato y poesía, tanto en España como en el extranjero.

Para hablar de la poesía de Manuel Moya hay que tener presente su poética, que él mismo define en la “Nota final” de este libro: “Tonterías las mínimas. Gilipolleces, las mínimas. A veces en  mil sesudas líneas no logramos decir nada y en cambio en un poema de cinco versos cabe el mundo. Quién se lo explica.”

Y la mejor definición de Salida de emergencia es, la que el propio autor hace en la ya citada Nota: “La primera versión de este poema fue escrita en los primeros días de abril de 2002. Desde entonces he trabajado intermitente y a veces febrilmente en él. Debo confesar que desde su nacimiento albergo innumerables dudas acerca de su posible interés, pero en este ya largo camino sus versos me han ido acompañando y creciendo com0o el árbol que uno siembra ante su casa, hasta el punto que ya hace mucho tiempo que , formando parte de mi paisaje interior, ya no consigo verlo…”. En realidad, como dijo José Emilio Pacheco: “Toda la poesía es memoria”  y  Valente la definió como  “ejercicio primordial de no existencia, de auto-extinción”. Memoria y auto-extinción las dos coordenadas fundamentales de esta obra-río, que en palabras del poeta:”…La vida sigue y quizás este poema-río, este poema –nube, este poema- tierra continúe su lenta metamorfosis hasta que ambos desemboquemos en el mar…”

Sofía Serra, poeta, dice de esta obra: “Salida de emergencia o el absoluto ejercicio de la propia negación del ser de poeta. Leer Salida emergencia es contemplar cómo el poeta se revuelve contra sí en un cuestionamiento sin par sobre la propia labor poética, para terminar, sin previsión, siendo más poeta que nunca, o que todos, o, quizás, El Poeta. “Salida de emergencia” está autorizada para todos los públicos, es necesaria para todos los públicos, lo mismo para ese aficionado y hecho a los quehaceres literarios poéticos, que para ese otro que aún anda en pañales en torno al manido concepto de la escritura de La Poesía.

 

Dice Alvaro Valverde: “·Este "poema-río", "poema nube" y "poema tierra" le ha acompañado durante trece largos años, desde que fuera escrita la primera versión en la primavera de 2002. Muchas cosas han ido pasando en ese tiempo que, a la fuerza, habrán ido condicionando su definitiva versión, esta que tengo en las manos. Y así habrá sido porque se trata de un extenso monólogo en versículos donde Moya pone su vida bocabajo. O bocarriba, según se mire.” Sigue diciendo  el poeta y crítico, Álvaro Valverde: “"Elegí el oficio de ser", proclama alguien que dice de sí: "yo soy, tú lo sabes, un jodido poeta sin ideas, / un poeta provincial". “

 

 

Violeta C.Rangel, heterónimo de Moya, le cede estos versículos para abrir el poemario: “…un poema es una sepultura, / y, cielo, tú debes caber dentro.”, a ello el poeta contesta nada más empezar este poema-río: “Una sepultura, sí, y un río navegable/ y allá al fondo, su salida de emergencia./…” para decirse   : “ Y te querrías a la vez sepultura y navegable…/…/Pero en fin, amigo mío, cielo mío, uno debe caber dentro,/ y desnudo tumbarse hasta que nada, nada le salve de sí mismo,/…”    acto de solidaridad con el mundo, con el entorno, identificación, tierra, tierra, tierra, “ porque al fin soy más mi calle, mi esquina, mi casa, que yo mismo,…”, pero es una encerrona, no hay salida , “...Pero tienes que saber que tampoco en este sitio hay una clara salida de emergencia,/ porque una ventana donde uno puede lanzarse hacia el vacío no es, / no puede ser, una salida de emergencia,…/”, y para aguantar es necesario afianzarse en las cosas: “…Agárrate a las cosas, defiéndete en las cosas, haz tuyas las cosas,/ pro ah, ah, despréndete de todas esas cosas./…”.Un  largo camino que, no obstante, el poeta se encarga de hacérnoslo agradable, mostrándonos la belleza del sendero: “…y cada día hay begonias y sol gratis en los tejados/ y la gente se sienta cada día a comer y hay alegría/ y hablan de esas cosas pequeñas como alondras, nubes que pasan,/…”.Aunque , en el fondo,  sepa que : “…sobre todo todo, /el que no haya aquí, en esta sepultura, en esta esquina,/ en esta tierra, tierra, tierra, yo lo sé, excuse, mira,/ ni una maldita salida de emergencia./.  Palabras finales del libro.

 

Un poema-río, que a lo largo de doce años se ha ido construyendo-deconstruyendo en una reelaboración constante dice mucho de un  poeta que, incluso con el poema concluido y publicado, no lo da por terminado absolutamente, porque va acompañado de su propia vida, en la búsqueda inacabada de una Salida de emergencia.