Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO VÉLEZ NIETO

Francisco Vélez Nieto

Kiko Herrero

Edita: Sexto Piso

Nada de lo que  en los últimos años con esto de la crisis y su gemela la corrupción protegida, que es bastante grave, tiene comparación con lo que se vivió en este invertebrado país en la posguerra, durante la dictadura del Caudillo por la gracia de dios y el Vaticano. En este Arde Madrid la ópera prima de Kiko Herrero, donde la capital de España arde literalmente por los cuatro costados sin clemencia, víctima de un fuego dialéctico e inmisericorde. Y no es el propio autor el que aporta el combustible necesario para que todo sea reducido a cenizas, aunque si existe culpabilidad en la memoria de partidos centenarios de la  izquierda, cuya lamentable enfermedad mental tanto daño ha causado al pueblo como a ellos mismos. Vean el panorama que diariamente interpretan la comicidad política, unos como herederos del reciente pasado y otros con la más descarada desmemoria que se haya podido conocer en la historia de este país, refugio gubernamental de los rescoldos del franquismo y su nacional catolicismo.

 

Aiko Herrero, posiblemente otros adictos aparejados por el pasado lo puedan nombrar como Kiko “Veneno”, representa un español  que hace treinta años, como muchos otros, creadores o torneros, abandonaron esta invertebrada geografía tanto por ahogos políticos como sociales. Y curiosamente, sin proponerlo por principios, se convierte en desafiante autor de una primera novela de fogueado título: Arde Madrid. Tras su huida de una España sumida en gran parte en su “movida” huyendo de ella, siendo la propia distancia quien le hizo que unos apuntes de su juventud cayeran en manos de un editor francés de visión amplia que le animara a escribir esta provocadora historia reciente sobre la España real de años antes de la crisis y así mostrar el luctuoso franquismo heredado con fervor mariano por la derecha española, todavía defensora de las reservas espirituales de Occidente con mascarilla de demócrata en el Madrid del desencanto.

 

Y “Se publica en español Arde Madrid, finalista del premio Goncourt en la categoría de primera novela. Lo más importante como la mitad del libro retrata esa niñez y adolescencia, los recuerdos teniendo de protagonista sorprendente a una ballena, imaginaria o real, qué importa, ahí puede estar Cortázar para echar una mano a la secuencia a esta verdad palpitante y desafiadora, para que el lector no dude de ella, pues lo necesario e importante es que tenga el libro abierto entre sus manos,     que  entienda y acepte de que manera cosas así bien que existen en el país de Frascuelo y María. Benditos aquellos que dieron en la buena diana editorial con Arde Madrid, escrito en francés y titulado en el original “¡Sauve qui peut Madrid! (Editions P. O. L., 2014) ha sido finalista del premio Goncourt a la primera novela allí arriba”

 

Mas cuando la ficción literaria cuenta con la imaginación del autor el discurrir de la narración cumple su compromiso crítico paralelamente, hasta  convertir la  ficción en  conversión de realidad histórica. Entonces sumas la multitud de las miles de secuencias, dolores y sufrimientos, la desnaturalización de lo humano, entre otras canalladas. La negación al pueblo español de los Derechos Humanos, la libertad de la palabra que se agolpan en  la novela, como testigos impresos de lo que ha significado para España esa larga trayectoria oscurantista y represiva, cuarenta años de larga y oscura noche de piedra. "Fue una cuestión de vida o muerte, no tenía ambiciones, iba de bar en bar y nada más. Y, además, aunque en la noche no, la homosexualidad también era un estigma en esa ciudad postfranquista. Necesitaba salir, vivir sin juez, y París me parecía el sitio donde todo era posible". Conocer la realidad democrática, con todos sus defectos y explotación de los débiles, en la que la verdadera democracia, en términos comparativos, deja al desnudo lo que demasiados políticos españoles insisten en contarnos el esperpéntico muestrario provocador de bostezos como democracia. Y es que la ignorancia premeditada fruto de la desmemoria histórica puede hacer creer en la era digital que el escaparate que vivimos y padecemos es una auténtica  democracia, que la España medieval de Franco “Caudillo de España por la gracia de dios”, se ha terminado con esta modernidad de cartón piedra a pregón diario de la más raquítica ambigüedad, con cuadrilleros de guante blanco alardeando con el mayor descaro que ellos son inocentes e intocables, por la gracia de su dios.