Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
FRANCISCO GIL CRAVIOTTO
En torno a "Madrid modernista", de Pedro José Vizoso   Editorial Verdeliss. Valladolid

Francisco Gil Craviotto

Pedro José Vizoso

Pedro José Vizoso (Xinzo de Lumia, Orense, 1959), además de uno de los más inspirados poetas del presente siglo, es también un prestigioso e infatigable investigador. Residente en Arizona (Estados Unidos), desde hace años, viene realizando una callada y meritoria labor divulgadora de la cultura española en la América de lengua inglesa. Su último hito es el libro “Madrid Modernista”, publicado hace sólo unos meses. Se trata de la tesis doctoral de nuestro autor, defendida en Tucson, en la Facultad de Español y Portugués de Arizona -con algún ligero retoque- y constituye uno de los libros más interesantes sobre el Madrid de finales del XIX y principios del XX hasta ahora publicado. Su largo subtítulo, “el espacio urbano madrileño en la literatura bohemia del modernismo español” ya nos está indicando los grandes temas que vamos a encontrar. Ha sido publicado para España en la editorial Verdelis de Valladolid, en la colección Hispanismos, en un tomo de casi 400 páginas, que tendrían que haber sido 500, lo que habría mejorado el tamaño de la letra y espacio interlineal, que en la presente edición dejan bastante que desear.

En seguida nos adentramos en el libro causa admiración la cantidad de escritores olvidados que Pedro José Vizoso, nos rescata del olvido. Muchos de ellos tuvieron una relativa importancia en su época y el paso del tiempo los devoró y condenó para siempre al olvido. ¿Quién se acuerda ahora de Emilio Carrere, Manuel Paso, Carlos Zapata, Eduardo López Bago, Enrique Pérez Escrich y un largo etc. que podría ocupar varias páginas? Casi todos eran jóvenes llegados de provincias, con un íntimo deseo de triunfar literaria o periodísticamente y terminaron derrotados y enfermos. Los que logran abrirse camino –Baroja, Azorín, los Machado, Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán, Ramiro de Maeztu, Villaespesa…-, sólo son una minoría; los que se quedan varados en el camino son muchísimos más. La Puerta del Sol y zonas próximas, con sus cafeterías y sus tertulias literarias, son el lugar de merodeo de bohemios, hambrientos y buscavidas. También de las musas de lupanar que con ellos malviven.  Muchos, tras varios años de hambrunas y miserias, enfermos de sífilis, alcohólicos o tísicos, terminarán en el hospital o en el cementerio. Son los derrotados de la gran ciudad. El profesor Vizoso hace en su libro un análisis muy completo del bohemio. Vemos que se trata de un personaje complejo y difícil de definir. Su formación literaria es, por lo general, mucho más que aceptable, su ideología suele ser anarquizante o incluso nihilista, en cuestión de religión, la mayoría se define como agnóstico o incluso descaradamente ateo y su habitáculo más común es la pensión de pupilos, siempre con varios meses pendientes de pago, o la buhardilla. Hacia 1910, fecha precisamente de la publicación de “AMDG” de Pérez de Ayala, el libro cumbre del anticlericalismo español, la separación entre los triunfadores y la caterva de bohemios parece neta.

Un año antes, justo el 3 de marzo de 1909, había fallecido en Madrid el que podríamos considerar el más acabado represente de la bohemia española: Alejandro Sawa. Seguramente, de todos los bohemios que desfilan por las páginas de este libro, sea el más interesante. Tras una etapa parisina bastante provechosa, en la que trabó amistad con Verlain y Daudet, volvió a Madrid y cayó en la mayor indigencia. Murió, con sólo cuarenta y siete años, ciego, pobre y derrotado. Valle Inclán, que lo convirtió en el protagonista de su libro “Luces de bohemia”, dijo de él: “Tuvo el fin de un rey de tragedia: murió loco, ciego y furioso”.

Vizoso hace en su libro alguna visita a la bohemia francesa de París en un intento de comparar ambas culturas. Los bohemios de uno y otro lado del Pirineo en muchos puntos difieren, pero en el más esencial coinciden: la vida del bohemio en ambas ciudades es breve y baldía. La enfermedad que a unos y otros más les persigue es la sífilis, generalmente regalo de alguna musa de lupanar. También la demencia, última etapa de la sífilis, que también afectó a escritores de renombre, como fue el caso de Guy de Maupassant.