Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
Francisco Vélez Nieto

Francisco Vélez Nieto

Cristina Martín Jiménez

Cristina  Martín Jiménez editó su libro “Los amos del mundo” en 2005. El título le viene del primer lugar en el que se reunieron en 1954 en el Hotel Bilderberg en Oosterbeek, Holanda, personajes de poder económico y político. Ha este encuentro se debe el nombre del poderoso y misterioso grupo. Tanto como para haber sido publicado en 2005 y volver a editarlo en 2017, según ella, posiblemente, por ser  una obra explosiva, cuenta, que hasta desapareció de las librerías en menos que se persigna un cura loco en su primera salida.

Uno queda extrañado porque desde mi punto de vista encontrar libros y documentación de tan poderoso grupo dominador y dictador que señala por donde deben de ir los tiros son bastante conocidos y fácil de conocer gracias al mundo digital. Y además gratis. De todas formas, muerto en combatiente, me he leído el libro desde el principio al fin. Y la verdad que tiene cosas interesantes, pero no desorbitadas para los que nos desvivimos todos los días con nuestro pan debajo del brazo, pues quedan millones que ya quisieran los restos que tiramos a los patos en el estanque del barrio. Claro que estos esclavos de la miseria y la pátera que dé puede desinflar antes de llegar a El Dorado bien poco importan a los de arriba.

 La autora lo deja muy claro en esta hipnosis con las que presenta el libro: “En las reuniones secretas de Bilderberg se decide el destino del mundo. Si no tienes el honor de ser invitado, simplemente no existes, no eres nadie. El objetivo del Club es acabar con nuestras libertades personales y manipularnos mediante un único gobierno mundial establecido en la ONU. ¿Cómo es posible que Google, Nokia, Coca-Cola o el FMI puedan cambiar nuestras vidas? En este libro políticamente incorrecto, Cristina Martín J. desvela cómo Barack Obama, la supuesta pandemia de la Gripe A y el calentamiento global son las últimas mentiras fabricadas por los bilderberges para mantener a la población atemorizada y, como consecuencia, controlada. ¿Por qué las Reinas Sofía de España y Beatriz de Holanda, el banquero David Rockefeller, Henry Kissinger, Juan Luis Cebrián o Matías R. Incoarte se reúnen en secreto una vez al año con el resto de la elite mundial? ¿De qué hablan en sus citas clandestinas? ¿Son ellos los creadores de la crisis financiera actual? Descubra a través de estas páginas lo que siempre ha sospechado: cómo nos manipula el verdadero poder que gobierna el planeta y hacia dónde nos dirige sin que lo sepamos.”

Y como en toda obra sea de ficción o tomada de la realidad los buenos y los malos es fácil de descubrirlos en entre los Amos del mundo. Y todo como ejemplo a dos protagonistas de la América de Paul Auster y Bob Dylan. El verdaderamente malo y peligroso es el expresidente Obama, para comprobarlo nada mejor que leer detenidamente el espacio que la autora le dedica. El pobre queda que no hay por dónde cogerlo. Hasta la seguridad social para los más pobres la hace añicos la autora. Con Trump el dibujo de su persona cambia, aunque siendo copiosa, en este caso, la comparación, pues en el libro, queda  como casi un santo varón, Veamos: “Un nuevo sheriff ha llegado a la ciudad. Tiene la cola del pato Donald en la cabeza. Tiene el amor propio de los primeros pobladores del Far West. Lo más extraño de todo es que cree en Cristo. Y lo más nefasto es que quiere ser amigo de Putin”. “Ni los mejores guionistas de Hollywood podrían inventar un personaje más excéntrico para la nueva película. Eso sí. Nadie es más americano que el pato Donald.”

 Cada lector y lectora de este libro puede hacer su juicio y lo propague pues en él se cuentan cosas que por muchos sabidas desde siglos, no dejan de ser verdades,  a veces inclinándose a un lado lo que bien puede molestar al otro lado, pero de todo hay en su escritura. Yo con permiso, me quedo con Eduardo Galeano: “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen...”