UN POEMA DE CARLOS PÉREZ TORRES 10.01.2018
TEMBLOR, II
No es riesgo ni es temor lo que me embarga;
no es alma, ni presagio, ni conciencia.
Mis ojos son dos cráteres redondos
y el pecho, desde el magma, me confiesa
que tanta convulsión no es infrecuente:
mis pasos son latidos de la tierra
que ocultan en el eco su llamada
y tallan, con cincel de litosfera,
mi planta vertical, que es interina,
y pisan la ceniza que le espera.
No busques el azar que lo cuestione
ni esperes que mi pulso lo comprenda.
Deseo y sacudida son lo mismo,
la doble gravedad que me sustenta.
Temblor es la palabra más exacta,
y ciega es la mirada más certera.
Paréntesis de estancia entre los hombres,
e insólita razón de convivencia.