Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ GARCÍA PÉREZ

Julio Neira

         Julio Neira ha sido asunto a dirigir el Centro Andaluz de las Letras, el organismo más importante en materia de libros, editores y escritores de Andalucía.

 

         Desde la humildad y neutralidad de Papel Literario Digital, nuestra más sincera enhorabuena a este profesor titular de la Facultad de Filología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, especialista en la que se ha dado en llamar Generación del 27.

 

         Vinculado al PSOE, fue candidato a la Presidencia de Cantabria por dicho partido, ex parlamentario autonómico, ex delegado de Educación y ex miembro del gabinete de Alfredo Pérez Rubalcaba cuando el hoy de Interior, lo era del de Educación, ministerio por supuesto.

 

Para qué engañarnos, digamos que es de la fibra del poder socialista. Casi con seguridad que si el PP estuviese gobernando la Junta, la dirección del Centro Andaluz de las Letras hubiese recaído en las manos del poeta y profesor de Enseñanzas Medias Ignacio Caparrós, ex director del Centro del 27 en los tiempos en que los populares gobernaron la Diputación malagueña, y hoy asunto al Consejo Asesor del PP andaluz.

 

Así sin las cosas en política, y como la cultura los políticos la entienden como una rama más de la Ciencia Política, estos nombramientos se realizan con total normalidad. Es lógico, pues.

 

         Más o menos, tal vez más, le corresponde hacer todo lo que pueda por la Literatura en Andalucía, no ya en Málaga, que también, sino desde Ayamonte a Carboneras pasando por todo el interior andaluz.

 

         Arriesgada misión que no debe circunscribirse a aupar al ejército de “los mismos de siempre” como ha hecho por tierras donde los almendros florecen a la primera de cambio.

 

         Claro es que dicho “ejército” está en todas partes, desde Aracena a Ronda, y desparramado por tierras del Cabo de Gata.

 

         Esperamos de él, de Julio Neira, sepa contemporizar imparcialidad con ideología, calidad literaria con clientelismo sectario, e incline la balanza de las “bondades” del cargo con todo aquél o aquella que respire rigor en el mundo de las letras andaluzas.

 

         No es mucho pedir. Estaremos vigilantes y, desde nuestra independencia, aplaudiremos sus logros y criticaremos sus desaciertos. Que no estamos para pasar desapercibidos, sino para ser voz de aquellos que tienen en el silencio su único aliado.