Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
ANTONIO GARCÍA VELASCO

Antonio García Velasco

 

 

 

¿Qué dicen los poetas malagueños de ahora?

¿Qué miran los poetas malagueños de ahora?

¿Qué sienten los poetas malagueños de ahora?

 

Han certificado en un pleno del Ayuntamiento la muerte de una colección de poesía y los poetas malagueños callan. ¿No existen poetas en Málaga? ¿Las cuadras líricas son tan autosuficientes y narcisistas que aquello que directamente afecta a un grupo es recibido con silencio -¿o regocijo?- por otros? Pero una colección de poesía, “Ancha del Carmen”, finiquitada en votación de los ediles del PP, es un símbolo que debe afectar al pulso lírico, y acaso político, de toda la ciudad, de toda la provincia, de toda la región autonómica, de todo el país.

 

Muy seguros tienen que estar los gobernantes de sus actuaciones y sus políticas para permitir y fomentar la libertad de expresión mediante subvenciones a colecciones de poesía, a colecciones literarias. Cuando la seguridad falla, lo primero es suprimir los cauces de expresión. ¿O esto ocurre cuando falla la economía? Y se suprime el “chocolate del loro” lírico. Se le presenta al partido gobernante del Ayuntamiento malagueño la oportunidad de enmendar un desaguisado del Delegado de Cultura, señor Briones, y van y se manchan todos. Los símbolos cuentan, como las fotos a las que tan aficionados son los gobernantes.

¿Vamos a darle la Capitalidad de la Cultura a la ciudad que niega la sal, un grano de sal, a la poesía, quintaesencia del arte literario? Es preciso sumar granos –incluyendo el de una colección de poesía-, muchos granos, y sembrar, sembrar, sembrar como obsesión elementos culturales para conseguir un objetivo tan ambicioso como CAPITALIDAD DE LA CULTURA. En lugar de sembrar, en lugar de añadir, se cercena el “brote verde” -¿no es ésta la metáfora de los indicios de recuperación económica?- de los versos de Ancha del Carmen. ¿A quién le importa realmente el 2016?

 

Y si sólo los grupos de la oposición al partido gobernante municipal se han hecho eco de la lamentable liquidación de los libros patrocinados por el Ayuntamiento, concedámosle el tanto que merecen. Y acabemos ahora con otros versos del mismo poema de Rafael Alberti con el que comienzo esta columna, esta vez sin sustituciones circunstanciales y con dedicación especial a los concejales que han defendido la poesía:

 

Cantad altos. Oiréis que oyen otros oídos.

Mirad altos. Veréis que miran otros ojos.

Latid altos. Sabréis que palpita otra sangre.

No es mán hondo el poeta en su oscuro subsuelo

encerrado: su canto asciende a más profundo

cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.