Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
CARLOS BENÍTEZ VILLODRES
Benítez Villodres es Delegado de ACE-Andalucía en Málaga y del Movimiento "Poetas del Mundo"

Carlos Benítez Villodres

De humanos es equivocarse, pero también de humanos es rectificar el despropósito cometido, porque “el error es un arma, dice Concepción Arenal, que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea”. Refiero esto porque el señor Briones, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Málaga, cometió un imperdonable desacierto, un error descomunal, como ya saben muchos malagueños y otras muchas personas pertenecientes al orbe cultural de otros municipios de España y de más allá de nuestras fronteras. El señor Briones exterminó de un solo tajo absolutista la colección malagueña de poesía “Ancha del Carmen”, nacida en el seno del Ayuntamiento malacitano, donde él, precisamente, se supone que “presta sus servicios” para el enriquecimiento cultural de la sociedad malagueña.

 

Este pareado de Bernardo de Balbuena se lo podríamos aplicar al señor Briones: No darás tropezón ni desatino / que no te haga adelantar camino. Ciertamente la aberración cometida por dicho señor, no le hace “adelantar camino”, tampoco detiene, como comprobamos cada día, su vida política, sino que su errada actuación le hace retroceder políticamente ante la mayoría de los malagueños y ante los intelectuales de todo el orbe, que conocen tal atropello a la Cultura.    

 

Después de todo lo que escribí sobre este desaguisado propio de un político tercermundista, mi mente aún no comprende, no creo que lo asimile nunca, cómo “un supuesto defensor de la Cultura” destruya, sin ton ni son, un manantial cultural, como lo es “Ancha del Carmen”, porque aún beben de él un sinnúmero de personas cada vez que leen y releen las obras poéticas publicadas en dicha colección.    

           

Pero el culpable de este ataque con derribo y muerte no está solo. Más culpa que el señor Briones tienen aquellos políticos que, apotronados, democráticamente, en estratos políticos superiores, lo apoyaron antes y durante su tropelía despótica. Son los mismos que continúan sosteniéndolo y protegiéndolo después de administrar su política con el método de “ordeno y mando”. “Quien no impide una falta, pudiendo, manifiesta Séneca, es igual que si ordenase cometerla”.

 

Ahora bien, aunque el que decidió aniquilar a la colección de poesía “Ancha del Carmen” y los que lo apoyaron no admitan su culpabilidad en el error cometido por el delegado de Cultura, quiero que sepan estos señores y la sociedad malagueña y demás intelectuales españoles y extranjeros amigos míos, que siempre “hay un remedio, dice Franz Grillparzer, para toda culpa: reconocerla”. Hasta el día de hoy no la han aceptado.

 

Asimismo, el político tiene que ser muy buen demócrata para acatar que en una determinada decisión se equivocó, quizás por su ímpetu irreflexivo, por su carencia de sencillez y naturalidad, por la falta de diálogo… Lo evidente, en todo este desafortunado caso, es que quien dio la orden de una muerte nunca anunciada continúa de delegado de Cultura del Ayuntamiento de Málaga.

        

Está definitivamente comprobado que la desaparición de “Ancha del Carmen” sucedió porque unos políticos, el señor Briones y aquellos otros que lo arropan, olvidaron que un buen gobernante es aquel que es consciente y practicante, sin excepción alguna, de ser el primer servidor de la comunidad o país que dirige. Sin embargo, para ciertos dirigentes de todas las épocas “la política, dice Louis Dumur, es el arte de servirse de los hombres, haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.